El letrado Pedro Apalategui Isasa ha recibido este miércoles la medalla al mérito en el servicio de la Abogacía que concede el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), acto que ha contado con la participación del decano, Francisco Javier Lara; la presidenta del CGAE, Victoria Ortega, y el presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Abogados (Cadeca), José Pascual Pozo.
También han asistido el decano de Honor del Colegio, Fernando García Guerrero-Strachan, y el decano Emérito José María Davó, así como relevantes autoridades civiles y judiciales, y familiares de Apalategui.
Esta distinción es un reconocimiento a la trayectoria profesional del letrado, que se incorporó al Colegio de Abogados de Málaga el 14 de abril de 1971 y que desde entonces permanece dado de alta en el turno de oficio.
Su vinculación con el Colegio malagueño es igualmente meritoria: profesor del área de Derecho Penal de la Escuela de Práctica Jurídica desde su creación, en 1983, ha participado como ponente en multitud de actividades formativas.
El ‘caso Wanninkhoff’
Entre sus innumerables méritos destaca la lucha “constante, metódica y eficaz” en la defensa de Dolores Vázquez en el conocido como caso ‘Wanninkhof’, según han informado desde el Colegio. Fue el exponente perfecto del trabajo “tenaz” que realizan muchos profesionales del Derecho “contra la evidencia fácil, el planteamiento intuitivo y la condena mediática”. De su trabajo se pueden extraer numerosas conclusiones relacionadas con los denominados ‘juicios paralelos’.
También es ejemplo de cómo debe desenvolverse un abogado en los escritos más importantes de un proceso y, sobre todo, de cómo comportarse con el cliente.
Apalategui, que se ha emocionado en algunos momentos de su discurso, ha agradecido al decano y a la junta de gobierno del Colegio que hayan impulsado el reconocimiento, al CGAE que lo haya otorgado, y también el apoyo de sus compañeros José María Davó, Santiago Jiménez y José Luis Hurtado de Mendoza.
En su discurso ha rememorado el consejo que le dio su padre cuando comenzó a ejercer: “Tan reprochable como la conducta corrupta es la irresponsabilidad profesional”.
El decano, por su parte, ha afirmado que es “un día feliz” para el Colegio de Abogados de Málaga y para toda la Abogacía”, destacando la “profesionalidad, humanidad, fe en el Derecho y tesón” del homenajeado.
La presidenta del CGAE ha señalado que Apalategui es “un abogado imprescindible” que “siempre está dispuesto a trabajar por una Justicia mejor”, mientras que el presidente del Cadeca ha recalcado que este reconocimiento “tiene un valor añadido, ya que llega de parte de sus propios compañeros”.
En el acto también ha intervenido Santiago Jiménez, quien ha hecho un recorrido por la trayectoria profesional y personal del homenajeado, a quien ha calificado como un “abogado puro, inteligente, honrado, leal, inconformista y gran conocedor de la ciencia jurídica”.
Regina Apalategui, hija del homenajeado, ha destacado su “honestidad en el trato, su tesón en el trabajo y su humanidad”, características que “llenan de sentido” la profesión de abogado.
Por último, Fernando García Guerrero-Strachan ha recalcado que Apalategui es “uno de los mejores abogados penalistas de España” y ha manifestado el honor que le supone ser el encargado de imponerle la medalla.
Su trayectoria
Nació en Madrid en 1947 y estudió Derecho en la Universidad de Granada, donde se licenció en 1971. Tras los primeros años de ejercicio, en 1977 se estableció en un despacho en la avenida de Manuel Agustín Heredia de Málaga junto a Santiago Jiménez y José Luis Hurtado de Mendoza, al que posteriormente se unió José María Davó, decano Emérito del Colegio de Abogados de Málaga.
El éxito profesional hizo necesario que se ubicara en otro despacho para poder atender mejor a sus clientes, pues el que tenían se había quedado pequeño para los cuatro letrados. En la actualidad, sigue ejerciendo en Málaga en un despacho que dirige él mismo y en el que trabaja, entre otros, su hija Regina.
Apalategui forma parte de una dinastía de destacados juristas, entre los que destaca su padre, Octavio Apalategui Asúa, quien fue magistrado de la Jurisdicción Laboral tras haber sido juez de Primera Instancia e Instrucción en diferentes destinos. Su abuelo paterno, Pedro Apalategui Ocejo, conocido en el ámbito jurídico con el seudónimo de Mucius Scevola, participó en la elaboración de unos comentarios al Código Civil a finales del siglo XIX (1892) con gran éxito editorial