Si cree en la numerología o en el significado de los sueños, Carlos Fernández debería tener en cuenta el 14. Ése es el número del pabellón en el que está preso desde el 15 de septiembre. Y tuvo suerte: es el mejor lugar al que podría aspirar una persona que cae presa en la cárcel sanjuanina.
Fernández, quien en San Juan se hacía llamar Hernández y se ganaba la vida como coaching, cayó en San Juan porque estaba prófugo de la justicia de España desde hacía 11 años. Lo requieren por numerosas causas de corrupción, de las que se fugó para no ir preso en la bella Marbella, la ciudad en la llegó a ser concejal cuando huyó.
Tras ser detenido por la Policía Federal Argentina, Agencia Regional Cuyo, en el Juzgado Federal N° 2 de San Juan ordenaron a las autoridades de la cárcel ubicada en el departamento Chimbas que Fernández no fuera mezclado con la población carcelaria y que estuviera en un lugar especial: es que está preso por el pedido de captura internacional código rojo de Interpol, pero en Argentina no habría cometido ningún delito.
Relaciones personales
Por eso es que a Carlos Fernández lo encerraron en el Pabellón 14 para presos de lesa humanidad, tal y como adelantó Marbella Confidencial.
Según confirmaron a Tiempo de San Juan personas vinculadas a esos detenidos, el exconcejal español no tardó en entablar relaciones de amistad con los represores: “Tiene muy buen vínculo con todos”, aseguraron.
Al parecer, sus encantos como coaching siguen dando efecto en cuanto a las relaciones personales.
Las fuentes vinculadas a la cárcel también contaron que Carlos Fernández recibe numerosa visita, entre ellos empresarios y comerciantes. Y cuentan que hasta gente de Buenos Aires viajó para visitar al exedil.
Cómo es el lugar
En ese lugar están detenidos los represores por delitos de lesa humanidad (homicidios agravados, torturas con picanas, secuestros) cometidos durante la última dictadura cívico-militar entre 1976 y 1983. Entre ellos están Jorge Olivera y Gustavo Ramón de Marchi.