Venezuela, el caos, la catástrofe, los enemigos de España, Cataluña, Quim Torra y Zapatero. El discurso habitual del presidente del PP, Pablo Casado, durante esta campaña electoral en Andalucía pivota en torno a este batiburrillo de palabras e ideas fuerza. Este jueves en Marbella ha introducido otro argumento: “todo lo que no sea votar al PP va al embudo de Susana Díaz”.
Si hubiera admitido preguntas cabría cuestionarle al líder de la derecha española si en ese “embudo” incluye también los sufragios que obtenga Vox, si se tiene en cuenta que las encuestas les dan ya un máximo de cuatro escaños, disponibles para el remoto y temido pacto que pregona Susana Díaz: PP-Cs-Vox.
Ante 550 personas, en su mayoría militantes y simpatizantes, a razón de 30 euros por cubierto, en uno de los locales que regenta el cura Luis de Lezama (Grupo Alabardero), Casado ha reiterado hasta la saciedad su argumentario de la campaña andaluza. Es tan reiterativo en sus ideas fuerza que la mayoría de los enviados especiales de Madrid que le acompañan en su periplo ya ni se molestan en tomar notas, para eso ya están las grabadoras y las cámaras de televisión.
Cabría preguntarse también qué diría Adolfo Suárez (padre) cuando escuchara a Pablo Casado decir sobre el Partido Popular que “seguimos siendo la casa común del centro derecha español”. Todo ello con Adolfo Suaréz Illana como telonero, “abriendo plaza”, como él mismo ha dicho durante su intervención.
La estrategia de Casado en Andalucía, más allá de hablar de política nacional en detrimento de la autonómica, consiste en una especie de criminalización de Susana Díaz y, por ende, de todos los diputados socialistas en el Congreso, por consentir que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez “se arrodille ante lo que quieren hacer los independentistas con Cataluña y España”, en clara alusión al PdeCat y ERC, además de Bildu.
Para Casado, Susana Díaz es consentidora, como gobernante autonómica y líder del PSOE andaluz, de “un gobierno que no pone freno a los independentistas porque necesita sus votos”.
“Susana Díaz no dice nada de que escupan al ministro Borrell. Los diputados de Susana Díaz no están haciendo nada para una reforma del indulto, que sería para que no les salga gratis a los independendistas los delitos de sedición y rebelión”, le ha reprochado también el líder del PP.
En el repertorio de reproches Casado también ha culpado a Díaz y a los diputados del PSOE andaluz de no querer promover que el grupo separatista juvenil Arran, vinculado a los antisistema de la CUP “no reciba ni un euro de subvenciones públicas”.
Sin citar a Vox Casado ha querido lanzar un claro mensaje a los votantes desencantados con el Partido Popular, en su vertiente más a la derecha: “necesitamos que no se desperdicien esfuerzos que no acaban de alcanzar escaños y se pierden”. Se trata de una idea que, a estas alturas de la campaña, puede parecer desfasada en algunas provincias por donde el citado partido ultraderechista consigue escaño sin grandes problemas. En cambio vale para aquellos donde los restos pueden beneficiar al PSOE o incluso a Podemos, como ya dijo el candidato del PP-A, Juanma Moreno.
En el marco de reorientar el voto del sector más derechista del PP, que se pueda fugar hacia Vox, Casado ha dicho que puede entender cierto descontento con la formación conservadora a la que representa “pero nos jugamos mucho y no estamos para alegrías” en lo que representa el llamado voto de castigo, más generalizado en comicios como las elecciones europeas, en el marco del llamado ‘voto del cabreo’.
Intervención de Bendodo
El presidente del PP de Málaga, Elías Bendodo, ha sido el encargado de abrir el acto con un argumento que ha repetido desde el comienzo de esta campaña: “el domingo estas elecciones son un referéndum para tener más de lo mismo, el PSOE, o la garantía de cambio que representa el Partido Popular”, ha esbozado el también presidente de la Diputación.
La alcaldesa de Marbella y presidenta del PP local, Ángeles Muñoz, también ha tenido su turno para agradecer a los militantes su esfuerzo y presumir de que “tenemos 750”, en alusión a los interventores y apoderados, cifra que según ha dicho “va sumando” para el domingo 2 de diciembre.
Muñoz ha sido especialmente crítica con Ciudadanos, partido que para ella es “exactamente lo mismo” que Podemos, del que ha hablado en primera instancia. A juicio de la alcaldesa marbellí Cs “no ha demostrado nunca absolutamente nada y cuando tuvo la oportunidad apoyó durante tres años y medio al PSOE”, le ha reprochado a Juan Marín, líder regional del partido naranja.
La también senadora ha dicho que Ciudadanos “es un partido que no es capaz de dar la cara, no es serio, no nos merecemos unos políticos que no defiendan los intereses de nuestra tierra”.
Adolfo Suárez Illana se ha encargado de dar paso a Casado. El hijo de Suárez ha recordado los años de la “concordia” en la transición política que protagonizó su padre, tras la muerte de Franco.
Quien fuera rival de José Bono en 2003, para la presidencia de Castilla La Mancha, ha dejado una anécdota para el recuerdo en su discurso, al recordar que un militar que asesoraba a su padre en Moncloa se encargó de “entretener” a Santiago Carrillo durante varias horas porque la entrevista con el presidente del Gobierno se había retrasado. El militar le hizo saber a Suárez que había desempeñado tal cometido “encantado de servir a España”, a pesar de que su padre fue fusilado en Paracuellos del Jarama, al inicio de la Guerra Civil. Se trata de unas matanzas cuya autoría y responsabilidad siempre se ha vinculado al histórico líder del PCE, aunque él lo negó hasta el día de su fallecimiento.
En base a todo lo anterior, especialmente a la concordia de la transición, Suárez Illana ,llamado a ocupar destacadas responsabilidades en el nuevo PP de Casado, ha recomendado lo siguiente a los asistentes: “a los que nos llamen al odio hay que llamarles enemigos de España”.