El documento de Podemos Andalucía conocido este jueves, que emplaza a Izquierda Unida a romper con el PSOE en ayuntamientos donde ambos partidos gobiernan, tal es el caso de Marbella, ha abierto un inesperado debate con vistas a las elecciones municipales de 2019. Aunque la coordinadora regional del partido de Pablo Iglesias, Teresa Rodríguez, suavizara el contenido de lo que llamó “un simple borrador interno”, la pretensión es llegar a los comicios dentro de dos años con IU fuera de los pactos con los socialistas, si verdaderamente quieren reeditar la coalición de las generales: Unidos Podemos. Habrá presión y mucha, seguro.
Está claro que en el caso de nuestro municipio el coordinador local de IU-CA, Miguel Díaz, a su vez teniente de alcalde con numerosas delegaciones y responsabilidades, afronta un serio dilema. No es una decisión que él deba tomar, dado el carácter asambleario de su organización política. No obstante, su opinión personal será sin duda muy tenida en cuenta por las bases.
A Díaz, un político con buen cartel, que cae bien a todo el mundo, y alejado de excentricidades o radicalismos extremos, se le plantean dos dilemas: el primero romper con el PSOE antes de agotar el mandato. El segundo, confluir con Podemos en una candidatura única, con el consiguiente riesgo de quedar fagocitado por completo, y no digamos si pierde unas hipotéticas primarias por el primer puesto en la lista electoral.
Nadie cuestiona a estas alturas que Izquierda Unida tiene en Marbella una fuerte personalidad propia, ganada a pulso por dirigentes como el excoordinador local, Enrique Monterroso, el propio Miguel Díaz y el veterano Andrés Cuevas, proveniente del PASOC. Todos ellos han formado con el paso de los años un ADN propio muy especial en la izquierda local. Ahora, estar gobernando les beneficia como aval futuro ante su electorado tradicional, muy fiel en las urnas.
La fortaleza de las siglas IU les permitió resistir y mantener sus dos concejales en las elecciones municipales de 2015, cuando las encuestas les daban un concejal o en el peor de los casos cero. La marca local de Podemos, Costa del Sol Sí Puede (CSSP), un partido instrumental “de usar y tirar”, como dijo el secretario general podemita, Manuel González ‘Lolo’, no consiguió los resultados que esperaba, al crear confusión. Se trató de una situación que benefició implícitamente a IU y ambas candidaturas sacaron el mismo número de ediles, no así votos y porcentajes: CSSP 3.880 sufragios (8,2%) frente a los 3.202 de IU (6,77%).
El asentamiento de Podemos como marca municipal, a la hora de ser identificada por los votantes en las urnas dentro de dos años, cuando se presente como tal, juega en contra de Izquierda Unida. Por todo ello, a priori, se avecina mucho debate interno para la confluencia con Podemos.
No lo tiene fácil Miguel Díaz, político joven y prometedor, porque si va por libre con IU corre mucho riesgo, pero si sigue el modelo de Alberto Garzón con Unidos Podemos tampoco lo tendrá sencillo para distinguirse. No obstante, el propio Díaz defiende lo que siempre ha llamado “un frente amplio de izquierdas”.
A todo esto, Podemos Marbella tiene la sartén por el mango. Puede sentarse a esperar sin prisas, sabedor de que el viento corre a su favor para superar con creces a IU en unas municipales, si van por separado, y dejar a los de Miguel Díaz poco menos que con un papel testimonial, muy por detrás de ellos.
No obstante, habrá que ver cómo reaccionan los votantes de Izquierda Unida en Marbella si hay un frente conjunto con Podemos: ¿Seguirá el techo de más de 3.000 votos que tiene IU confiando en una candidatura unitaria de izquierdas?
Lo único cierto, a tenor de las encuestas, al menos la publicada por Marbella Confidencial, elaborada por Deimos, es que Unidos Podemos se queda muy lejos de darle el sorpasso al PSOE en el municipio, así que el alcalde socialista y previsible candidato en 2019, José Bernal, puede respirar tranquilo.
Otro dato que no es baladí apunta a que una candidatura de Unidos Podemos, con 5-6 ediles y un 20,68% tendría posibilidades de formar un bipartito con el PSOE 7-8 concejales y 24,51 %, aunque la pretensión de Podemos es no entrar en gobiernos con el PSOE. La pregunta es clara: ¿Lograrán convencer a IU?
Desde aquí sólo me queda desearle suerte en su elección a Miguel Díaz y a las bases de Izquierda Unida en el municipio, porque afrontan una difícil papeleta y se juegan, incluso, la supervivencia política.