Estaba claro que la estrategia del Partido Popular, tras firmar el pacto de gobierno de Marbella con Opción Sampedreña (OSP), en agosto de 2017, era no molestar a su socio en San Pedro Alcántara, más concretamente al teniente de alcalde plenipotenciario, Rafael Piña. Perfil bajo en las calles, ausencia de mensaje y nula presencia de la alcaldesa, Ángeles Muñoz, en este núcleo de población. Así se puede resumir cómo ha actuado el partido que representa de forma mayoritaria, al menos con presencia en el Pleno, al centro derecha en el municipio.
Más de un año después de la moción de censura que desalojó al socialista José Bernal de la Alcaldía, los conservadores observan con preocupación, y así lo reconocen en privado cuando hablan con Marbella Confidencial, cómo su discurso se ha difuminado en San Pedro, al consentir que Piña, un político caciquil, populista y demagogo, con un carisma venido a menos, se adueñara de la escena pública y los logros de gobierno bipartito durante casi 13 meses.
Es evidente la orfandad que ha dejado el PP entre sus votantes sampedreños durante este tiempo de alianza con OSP en el Consistorio marbellí. La prueba más palpable, que ha hecho saltar las alarmas y no les viene mal para reaccionar a tiempo a los conservadores, ha sido el mensaje claro y directo de Apymespa, la patronal de los pequeños y medianos empresarios de San Pedro. Fue el pasado 26 de septiembre cuando lamentaron “la ausencia de funciones” de la alcaldesa, al haber dejado toda la gestión municipal en manos de OSP.
Así pues, la base social que conforma el electorado natural del PP en San Pedro se ha sentido huérfana, al no tener cerca a personas en las que confió su voto en las elecciones municipales de 2015.
Conviene recordar que cuando gobernó el tripartito (PSOE, OSP, IU) tampoco es que el PP se destacara especialmente por sus críticas a la gestión de OSP en San Pedro. La causa de esta oposición ‘light’, a cuenta gotas, era evidente: los ‘populares’ no querían erosionar en exceso al que podía ser un aliado natural en una hipotética moción de censura en la que, entonces, nadie creía. Finalmente, contra todo pronóstico, se llevó a cabo a los dos años del pacto tripartito.
Cuando faltan siete meses para la cita con las urnas, en clave municipal, el PP ha apretado el acelerador y ha sacado el atril a la calle en el feudo de Piña, que podría gritar aquello de “la calle es mía”, frase de Manuel Fraga, a tenor de cómo se ha adueñado de la escena en San Pedro durante un año sin que nadie le tosiera lo más mínimo.
Para el olvido quedan algunas visitas de tapadillo a San Pedro, giradas por la alcaldesa, para reunirse con colectivos sociales pero en clave de actos del PP. Tal fue el caso de la reunión que mantuvo en un club deportivo privado, para conocer las inquietudes del empresariado local sobre las polémicas obras acometidas por Piña en la Avenida Marqués del Duero, que tuvieron una gran contestación crítica en contra, con un timorato y estudiado silencio del PP. Aunque la alcaldesa llegó a decir, de forma muy diplomática, que no le gustaban las formas de convocar la fracasada consulta popular entre los vecinos.
Los errores de Cs en San Pedro
A los errores de cálculo del PP en San Pedro, se suman los que ha cometido Ciudadanos desde la oposición. El partido de Albert Rivera tuvo una oportunidad de oro desde el arranque del gobierno de José Bernal, en junio de 2015. Eran los tiempos en que la formación de Ángeles Muñoz apenas hacía oposición a OSP y estaba centrada en exclusiva en el PSOE. Sin embargo, Cs no quiso, o no supo, llenar ese vacío que dejaba el Partido Popular en el espectro del centro derecha sampedreño, sin duda un caladero de votos muy importante. PP y Cs fueron incapaces de gestionar una estrategia de desgaste a Piña.
Ya cuando el PP pactó con OSP, en agosto de 2017, Ciudadanos ni estaba ni se le esperaba en San Pedro, salvo por algunas intervenciones esporádicas debidas a las obras anunciadas por Piña en las principales arterias. Fue, y aún es, la segunda oportunidad de la formación liberal en este importante núcleo de población marbellí del que siempre se ha dicho que quita y pone alcaldes, y si no que se lo digan a Rafael Piña y Manuel Osorio.
Es evidente que el partido que, por ahora, lidera a nivel local Francisco Gómez Palma se ha desentendido de hacer oposición a Piña y a OSP todo lo que debiera en San Pedro, con todo el potencial que tenía no sólo para desgastar al actual inquilino de la Tenencia, sino también al ausente PP, en una cantera de votos con un potencial de éxito evidente.
A la hora de analizar la actuación del PP en San Pedro, cabe recordar el comunicado del sampedreño Manuel Cardeña, en calidad de secretario general, cuando se suscitó la polémica por la siempre olvidada barriada de El Salto. No se recordaba algo igual en años. Fue a raíz de que la asociación Acción Vecinal San Pedro (AVSP), liderada por Manuel Fernández Valdivia, denunciara el abandono de esta zona.
Más tarde, las críticas de Apymespa al PP hicieron reaccionar a Cardeña y a quienes conforman el llamado ‘tridente sampedreño’ junto a él, los concejales Cristóbal Garre y Javier Mérida. A ellos se suma Begoña Rueda, una joven y voluntariosa vicesecretaria del partido en San Pedro en quien Ángeles Muñoz tiene depositadas muchas expectativas. Así que atención, porque ella podría ser incluso la ‘número 2’ de la lista en un partido que no tiene por qué llevar a gala lo de la paridad en listas, como hacen otros.
Se avecina una dura batalla electoral en San Pedro y los conservadores comienzan ya a soltar lastre de OSP. La última prueba ha sido la presión ejercida sobre Piña y Osorio para forzar la retirada de la subvención a ‘Despertar sin Violencia’, el colectivo ultraconservador que apoyó a ‘La Manada’.
En una ocasión, escribí en el diario El Mundo, hace ya unos cuantos años, que el llamado ‘cardeñismo’ era sinónimo de movilización en la calle. Parece que Manuel Cardeña y los suyos se han despertado de su letargo y vuelven a las calles. El tiempo dirá si no es demasiado tarde. Al menos, tienen la suerte de que Cs no ha sabido aprovechar el vacío dejado para hacerse fuerte en San Pedro y asentarse como canalizador de ideas y propuestas del electorado de centro derecha.