El gobierno andaluz de PP y Cs se blinda para no aceptar trasvases de cargos electos de Ciudadanos durante esta legislatura

El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, y el consejero de Presidencia y portavoz, Elías Bendodo, este martes en rueda de prensa. FOTO/ Junta.

El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, y el consejero de Presidencia y portavoz, Elías Bendodo, este martes en rueda de prensa. FOTO/ Junta.

No parece que la llamada ‘opa hostil’ lanzada por el secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea, para que cargos y militantes de Ciudadanos se pasen en masa a las siglas con sede en Genóva 13, vaya a cruzar Despeñaperros. Los dos socios del gobierno de centroderecha en Andalucía, formado por PP y Cs, han escenificado este martes un blindaje, con firma incluida, para no aceptar trasvases de cargos andaluces de la formación liberal a la conservadora durante la presente legislatura andaluza que, en teoría, salvo adelanto electoral, concluiría a finales de 2022.

Este acuerdo bipartito antitransfuguismo, presentado al mediodía de este martes por el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, y el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, a su vez portavoz del Ejecutivo, ha sido definido como “un acuerdo de garantía de estabilidad” entre ambas formaciones. El documento viene a reafirmar y consolidar el pacto de gobierno alcanzado con los votos de Vox, tras las elecciones andaluzas de diciembre de 2018.

PP y Cs se comprometen por escrito a “no favorecer ni aceptar ningún trasvase de representantes de cargos públicos electos en el gobierno de los dos grupos parlamentarios”. Aunque Bendodo ha verbalizado este compromiso al traducirlo en que “nadie de Ciudadanos va a poder pasarse al PP, ni nadie del PP va a poder pasarse a Ciudadanos”, es obvio que sólo se contempla el primer supuesto. El hombre fuerte de Moreno Bonilla ha hablado también de la necesidad de “encapsular”  el gobierno autonómico.

En clave andaluza sólo existe un precedente de “trasvase” de cargos de Cs al PP. Se trata del otrora todopoderoso secretario de Organización del partido naranja con Albert Rivera, Fran Hervías, que era senador por designación autonómica y estaba enfrentado a Juan Marín en Andalucía, maniobrando en la sombra del sector crítico.

Sobre Hervías, conspirador en la sombra y enemigo declarado de Marín desde hace años, ya se sabe lo que opina el máximo responsable de Cs en Andalucía: “el señor Hervías ha quedado completamente desacreditado en todo lo que pueda decir”, dijo el ahora hombre fuerte de la dirección nacional de Inés Arrimadas a su llegada al convulso cónclave celebrado este lunes en la sede central de los liberales en Madrid.

El ‘fichaje’ de Hervías por parte de García Egea, al colocarle en la cabeza de mando de Organización de Génova, empotrado en la vicesecretaría que dirige Ana Beltrán, vino a inquietar mucho al propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, de  conocido perfil moderado y enfrentado actualmente a la dirección nacional, al igual que Bendodo, en la batalla interna por los congresos provinciales del PP-A.

Para Juan Marín ya se sabe que “hay dos PP”, dijo este lunes el vicepresidente autonómico para referirse a lo cómodo que está con Juanma Moreno y las líneas que este sigue, junto a Elías Bendodo, frente al rumbo que pretende marcarles Génova.

El otro frente que preocupaba hasta hoy al gobierno de la Junta era el de Granada capital. Allí, el alcalde de Ciudadanos, Luis Salvador, sonaba como tentado por Génova para pasarse al PP, partido gracias al que gobierna desde las municipales de 2019. Hoy cualquier duda ha quedado despejada por él mismo, al asegurar a La Sexta que va a completar su mandato como primer edil de Cs.

Bendodo ya ha dejado claro que la dirección nacional de su partido está conforme con el acuerdo firmado con Ciudadanos en la Junta de Andalucía, para evitar estos trasvases. Es de suponer que Arrimadas también lo bendice, dada su sintonía con Juan Marín.

Lo que no podrá evitar nunca este pacto firmado por los dos socios andaluces del centroderecha gobernante es la posibilidad, hipotética, de que al menos cinco diputados del Grupo Parlamentario de Ciudadanos (partido en dos por las desavenencias de la consejera Rocío Ruiz con Marín) pudieran suscribir una moción de censura con el PSOE (33) y los 17 parlamentarios que suma la extrema izquierda (anticapitalistas y Unidas Podemos) para alcanzar la mayoría absoluta (55).

Sin embargo, el primero que no aceptaría esta rocambolesca maniobra política sería Ferraz. Lo último que quiere ahora mismo Pedro Sánchez es darle oxígeno a Susana Díaz, como posible presidenta andaluza, cuando lo que pretenden, tanto él como José Luis Ábalos, es acabar con ella políticamente. Para ello el que tiene todas las papeletas como rival, en unas primarias, es el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.

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