Una serie de circunstancias extrañas, relacionadas con la burocracia judicial y policial española se aliaron durante años para que el prófugo más buscado del ‘caso Malaya’, Carlos Fernández, no fuera reclamado por Interpol hasta 2010, cuatro años después de haberse fugado de España.
El exedil marbellí del Partido Andalucista se fugó de España a finales de junio de 2006 y logró entrar con su pasaporte en regla por el aeropuerto de Ezeiza (Buenos Aires) sin ningún problema, tal y como desveló el diario El Mundo el 1 de junio de 2008. En aquellas fechas el ya exjuez instructor del ‘caso Malaya, Miguel Ángel Torres, aclaró a este periodista que la entrada de Fernández en Argentina fue posible porque aún no se había cursado la orden internacional de detención.
Ahora, tras su arresto en la ciudad argentina de Rivadavia, el diario digital El Tiempo de San Juan ha desvelado, tras una investigación periodística, que el primer reclamo internacional cursado desde España no llegó a Argentina hasta 2010, cuatro años después de la fuga.
La información destapada por el periodista de tribunales argentino Gustavo Martínez Puga, que cita fuentes oficiales, revela también que la segunda orden de busca y captura contra el que fuera también concejal del GIL en Marbella no se cursó desde España, a través de Interpol, hasta 2014.
A juicio del citado medio sanjuanino, ubicado en la capital de la provincia donde residía Fernández junto a su familia, todos estos datos dejan “en evidencia” que las autoridades españolas “podrían haber protegido” al expolítico del Partido Andalucista.
Registró a sus hijos tras nacer sin problema alguno para darles el apellido Fernández
El limbo de impunidad en el que se movió Fernández desde que se instaló en el país austral le permitió poder inscribir a su primera hija con su propia identidad y darle su apellido (Fernández) cuando nació hace 8 años. Aún faltaba un año para que se cursara la primera orden internacional contra él.
Pero esta inexplicable situación, del todo rocambolesca y que deja en muy mal lugar a las autoridades judiciales y policiales españolas bajo dos gobiernos (PSOE y PP), tuvo su continuidad cuando hace dos años, en 2015, Fernández y su esposa, la periodista Carla Coppari, lograron inscribir a su segundo hijo también con la documentación oficial del que ahora se presentaba como experto en coaching.
El hecho de que en 2015 Fernández pudiera llevar a cabo todos los trámites relacionados con su segundo hijo, sin ocultar su verdadera identidad, cuando pesaban dos órdenes de captura y un código rojo de Interpol (prioridad máxima) contra él, hacen del todo inexplicable su libertad de movimientos.
Por la información que ha podido confirmar Marbella Confidencial en distintas fuentes cercanas al procedimiento judicial argentino, Carlos Fernández utilizaba el apellido “Hernández” de forma verbal, ante terceros, pero se cuidó muy mucho de no falsificar documento alguno que pudiera incriminarle como autor de un delito cometido en suelo argentino.
Se da la circunstancia de que Fernández fue detenido a la puerta de su chalé, en su barrio residencial de clase media alta, una vez que los agentes de la Policía Federal llamaron al timbre para que saliera.
La Policía Federal detuvo a Fernández tras salir a la puerta de su chalé y no registró la vivienda, al no disponer de orden judicial
Marbella Confidencial también ha confirmado que la Policía Federal no llevaba consigo una orden judicial de registro domiciliario. Un fuerte despliegue policial rodeó la manzana y los agentes llamaron a la puerta. Carlos Fernández salió a abrirles tras solicitar su presencia y fue entonces cuando se produjo el arresto. A la Policía Federal les sorprendió, sobremanera, que un abogado estuviera dentro de la vivienda, como si esperaran la operación.
No menos relevante resulta el hecho de que la familia del prófugo, sus padres y hermano, viajaran con asiduidad a su localidad de residencia para verle. Nadie les siguió, ni se preocupó de sus idas y venidas a Argentina, especialmente las de Antonio Fernández, el hermano abogado de fugitivo, que llegó a introducirse con asiduidad en círculos sociales donde se movían su hermano y su cuñada, una conocida periodista y ex modelo.
El mencionado mando policial adscrito a la Comisaría de Marbella también trabajó con la posibilidad de que el prófugo de ‘Malaya’ hubiera estado en Marruecos y pidió apoyo para confirmarlo, sin éxito. La posibilidad de que Carlos Fernández pudiera haber salido de Argentina tras entrar en 2006 y moverse sin problemas hasta 2010, año de la primera petición internacional cobra ahora fuerza tras las revelaciones del mencionado digital sanjuanino.
Precisamente, la esposa de Fernández, Carla Coppari, ha contado al citado medio argentino, en el marco de unas declaraciones exclusivas, que la madre de su marido, Francisca Gámez, le llevó a Argentina una serie de documentos como la partida de nacimiento para poder formalizar el registro de su primera hija.