La batalla legal que se libra a ambos lados del Atlántico en el ya conocido como ‘caso Fernández, en relación con la posible extradición del prófugo de ‘Malaya’ Carlos Fernández, tiene un último episodio: El abogado defensor del exedil del Partido Andalucista, Fernando Rahmé Quattropani, ha aportado al juez federal que se encarga de la causa un título de la Universidad Complutense de Madrid que le acreditaría como especialista en ‘coaching’, el entrenamiento personal que llevaba a acabo para políticos, empresarios, deportistas e incluso medios de comunicación argentinos como el diario de Cuyo, rotativo donde trabaja su mujer, que es el de mayor tirada de la provincia de San Juan (Argentina). Tal actuación va encaminada a insistir en el arraigo del político andaluz desde hace once años en aquel país.
Según ha confirmado el periodista de investigación argentino Gustavo Martínez Puga, redactor jefe del diario Tiempo de San Juan, en declaraciones al programa Marbella Confidencial, de Onda Luz Televisión, el abogado defensor del hasta ahora fugado ha entregado no sólo el certificado de la citada institución académica, sino también todos los documentos que Carlos Fernández, con su nombre auténtico, no Hernández, ha utilizado durante estos once años en Argentina para inscribir a sus hijos en el Registro Civil, junto a su mujer, Carla Coppari.
Si de algo se jacta Fernández y su equipo de letrados, tanto en España como en Argentina, es de que el ahora recluso en el penal provincial de Chimbas, donde comparte módulo con criminales de lesa humanidad, “jamás” ha utilizado ningún documento falso en el país austral, de ahí que no haya podio ser acusado, por el momento, del delito de adulteración de documentos, como así se conoce en el Código Penal argentino el delito de falsedad documental.
Lo cierto es que, tal y como relata Martínez Puga, ha causado gran sorpresa en San Juan, provincia donde desarrollaba su trabajo el español, el hecho de que a Fernández no se le conociera ninguna actividad en el marco del ‘coaching’ en Marbella. Cabe recordar que el prófugo venía a ser un político profesional en España, como muchos otros, sin otra actividad privada conocida. Desde que contaba poco más de 20 años de edad siempre fue concejal de Marbella: primero como edil del GIL, partido fundado por el expresidente del Atlético de Madrid Jesús Gil, y luego desde 1998 primero en el Grupo Mixto hasta las elecciones de 1999 y luego en el Partido Andalucista hasta su fuga en junio de 2006, en la segunda fase de la ‘operación Malaya’.
La gran pregunta sería saber cuándo obtuvo Carlos Fernández el citado título universitario de la Complutense que le abrió puertas en Argentina. Como ya es sabido, el exedil condenado ya en firme por otro caso de corrupción, por apropiarse de más de 80.000 euros municipales, llegó incluso a formar parte del equipo de asesores del ahora alcalde de San Juan, Franco Aranda, durante la campaña de las elecciones municipales de 2015. Sorprendentemente, no se conoce reacción alguna de los partidos de la oposición en la citada ciudad argentina ante el hecho de que el regidor contara entre su núcleo duro de fieles con un delincuente prófugo.
Los honorarios de Fernández como ‘coach’ siempre eran facturados a través de la empresa Europa Coaching, registrada en 2012 por su esposa, Carla Coppari, periodista y asesora de imagen, además de exmodelo muy bien relacionada en ambientes de la alta sociedad y la política, circunstancia que contribuyó a que el exmunícipe marbellí lograra una buena posición en San Juan y el consiguiente reconocimiento por su actividad empresarial.