Una detención sin registro domiciliario inmediato. El modus operandi de la Policía Federal Argentina a la hora de apresar al prófugo del ‘caso Malaya’ Carlos Fernández resulta de lo más sorprendente, si se tiene en cuenta que no ha sido hasta tres días después de la detención del exedil marbellí cuando los investigadores han regresado a su domicilio en la localidad de Rivadavia para proceder al allanamiento del inmueble. Todo ello tras autorizarlo el juez correspondiente, e incautarse de una serie de objetos personales y documentos.
La Policía Federal allanó en la noche del lunes al martes, madrugada en la España peninsular, el domicilio que el actual asesor de políticos, empresarios, deportistas y medios de comunicación, ocupaba junto a su familia. El objetitvo principal de esta actuación policial, que a todos los efectos parece tardía, buscaba analizar documentación del expolítico del Partido Andalucista para verificar si pudo moverse con alguna identidad falsa.
Según han informado distintos medios de comunicación locales, los agentes se incautaron de dos notebooks, tres tablets, una PC, un pendrive y documentación a nombre de Carlos Fernández. Cabe recordar que, tal y como desveló Marbella Confidencial el pasado 16 de septiembre (ver aquí) el fugado durante once años se hacía llamar Carlos Hernández, aunque no ha sido hallado hasta el momento documento alguno que le identificara con esta identidad por la que era conocido.
Por lo que respecta a la empresa Europa Coaching S.L, a través de la que operaba Carlos Fernández, la mercantil fue inscrita como tal en noviembre de 2012 en el Registro de Marcas Argentino y figura a nombre de su mujer, la periodista y asesora de imagen, también exmodelo Carla Coppari, utilizada como testaferro por el prófugo durante estos años.
Las costosas obras de reforma de la vivienda del matrimonio llamaron la atención
En fuentes del entorno social en el que se movía Fernández, consultadas por este medio digital, llamaron la atención las obras de reforma que el matrimonio llevó a cabo en el domicilio actual donde residen. Se trata de un inmueble que adquirieron a un familiar de Coppari, tras lo cual acometieron numerosos cambios en el interior y exterior que no pasaron desapercibidos: “Nos sorprendió todo esto porque el sueldo de una periodista y el de un coach, como Carlos Fernández son muy normales en Argentina”, afirman varios conocidos del matrimonio.
Al margen de lo anterior, todas las personas del entorno de la pareja con las que ha hablado este medio han coincidido en que el que fuera también edil del GIL (1991-1998) no hacía ninguna ostentación, al contrario que su hermano Antonio Fernández, quien siempre llamó la atención en San Juan, capital de la provincia donde acudía con asiduidad y estaba muy bien relacionado.
Otro aspecto que llamó la atención de los convecinos del matrimonio Fernández-Coppari fue el hecho de que ambos siempre optaban por pasar sus vacaciones en provincias argentina próximas y nunca viajaban al exterior, ni siquiera a Punta del Este (Uruguay), lugar donde muchos de los residentes en Riavadavía, de clase media alta, son aficionados a pasar días de asueto, según las fuentes citadas.