La tibieza demostrada por el teniente de alcalde de Seguridad Ciudadana e Industria, Javier Porcuna, en relación con las actividades molestas del polémico Hotel Sisu, denunciadas en cientos de ocasiones, ha indignado a los vecinos afectados, tras ver en un programa de la cadena Cuatro cómo el edil socialista aseguraba que las denuncias debían ser concretadas para actuar, así como que las molestias son “muy relativas”, además de instar a los denunciantes a demostrar los hechos.
El programa ‘Punto de Mira’, emitido días atrás por la cadena de Mediaset, dedicó un amplio espacio de su reportaje sobre Marbella al Hotel Sisu. Cuando el periodista Luis Troya se puso en contacto telefónico con Porcuna, para recabar su versión sobre si la licencia de este establecimiento, convertido en discoteca diurna y nocturna, era legal se produjo la respuesta del también portavoz del tripartito.
“El hotel tiene la licencia de apertura y luego tiene esta licencia de temporada de música”, expuso Porcuna. Acto seguido el periodista le preguntó si existían tales licencias de música: “las de música de temporada no existen como tales, no hay dentro de eso… sino que son actividades de temporada, por ser provisionales tienen un tiempo determinado, no son indefinidas, son anuales, cada año hay que renovarlas”.
Los reporteros que elaboraron la información se interesaron también por la complejidad de tales permisos de los que hablaba Porcuna, desde la perspectiva de compradores e inversores que adquirieron apartamentos en la urbanización aledaña afectada, y si prevalecía la licencia sobre que “sus vecinos estén bien”, le preguntaron al edil responsable.
“Si las denuncias se concretan, pero las molestias también son muy relativas… si las denuncian se concretan efectivamente en algo realmente considerado molesto para los vecinos, esas autorizaciones uno de los condicionados es que se pueden revocar, pero claro para eso hay que demostrarlo”. Esta es la frase literal del brazo derecho del alcalde que ha causado asombro e indignación entre los afectados.
Varios vecinos con los que ha contactado Marbella Confidencial tras el reportaje, quienes prefieren no dar su nombre, como ocurrió en Cuatro, por temor a represalias, coincidieron a la hora de trasladarnos una pregunta para Porcuna: “¿Qué más tiene que ocurrir aquí para que nuestras denuncias sean tomadas en serio?”.
Cualquier televidente que observara la situación creada por la música a todo volumen pudo comprobar cómo, a la vez que Porcuna decía que las molestias causadas eran “relativas”, aparecían familias con niños pequeños en una situación de ansiedad evidente, al no poder descansar y cuya calidad de vida se ha deteriorado por completo, hasta convertir su día a día en un infierno de música electrónica que se cuela por todas las rendijas de sus hogares.
Los afectados critican que el concejal del que dependen estas denuncias hable de “molestias relativas”, cuando en el reportaje se pudo comprobar cómo la convivencia dentro de los apartamentos, incluso con todo cerrado, era insoportable debido a los ruidos provocados por los decibelios que generan estas fiestas con Dj’s venidos especialmente de Reino Unido.
Durante la emisión del reportaje, Cuatro también recabó la versión de los responsables del Hotel Sisu, quienes negaron cualquier molestia, o que el ruido sea de la importancia que denuncian los vecinos.
A todo lo anterior se suma el hecho de que el Sisu haya comprado apartamentos en la misma urbanización donde se generan las quejas, ya que los huéspedes que allí se alojan hacen de la comunidad de propietarios una prolongación del hotel, con las consiguientes molestias para los vecinos.
El abogado Antonio Flores sospecha de una posible “connivencia” entre personas del Ayuntamiento y el Hotel Sisu
Antonio Flores, conocido abogado de Marbella y máximo responsable de la firma Lawbird, mantiene un litigio contra los gestores del Hotel Sisu desde hace años. Los clientes de Flores pretenden recuperar el establecimiento, al hacer valer los títulos de propiedad del mismo, e intentan desahuciar a quienes regentan actualmente el local, que también se atribuyen la propiedad. Los impagos que reclaman los clientes de Lawbird superan el millón de euros por el alquiler no satisfecho, algo que rechaza la parte contraria.
El letrado marbellí sostiene que “la licencia que ampara esta actividad que desarrolla el hotel Sisu no está prevista en Andalucía y no existe como tal”. De hecho, Lawbird argumenta que el permiso se otorga al amparo de la Ley 13/1999 de Espectáculos y Actividades Recreativas de Andalucía”.
Lo anterior lleva a Flores a afirmar que las sesiones de música electrónica que se desarrollan en el establecimiento hotelero “no son un espectáculo público, ni una actividad recreativa, porque se trata de un hotel privado, donde se hacen fiestas privadas, y no son para el público de Marbella”, recalca.
“Lo que se ha hecho aquí es mal utilizar una ley para beneficiar a un establecimiento concreto, y eso es lo primero que hay que saber, al margen de si los decibelios se exceden o no”, denuncia el conocido jurista.
De hecho, Flores considera que la licencia de la que goza Sisu “no debería existir en la vida, porque un hotel en una terraza no puede tener una licencia de música pregrabada al exterior, sólo puede tener, como mucho, hilo musical”.
Flores va aún más lejos en sus quejas al afirmar lo siguiente: “a mí me da la sensación de que el Ayuntamiento, o personas del Ayuntamiento, están ya operando en plena connivencia con el hotel, a juzgar por los hechos a los que me remito para poder hacer esa afirmación”.
Recalca que le resulta “impresionante” que un ayuntamiento “pueda dar una licencia y olvidarse de los vecinos, que están sufriendo, sin poder dormir y viendo devaluado su patrimonio, lo cual es gravísimo.
“Algo no funciona si la administración no te protege cuando denuncias ante ella y ampara al denunciado”
Cuando se le pregunta al responsable de Lawbird qué les diría a estas decenas de vecinos que se sienten desamparados por el Ayuntamiento de Marbella, el letrado responde que “en el momento que tú denuncias a un establecimiento, para que actúe de oficio la administración que debe protegerte, y la administración no solamente no te protege, sino que protege al establecimiento que infringe ya uno se da cuenta de que algo no funciona, algo está mal”.
Ante tales circunstancias Flores aconseja a los afectados que “directamente deben presentar las denuncias en la Policía Nacional, Fiscalía, Guardia Civil, o en aquellos organismos que puedan ya actuar de oficio, puesto que ni la Policía Local ni el Ayuntamiento lo van a hacer, porque evidentemente les están amparando [al Hotel Sisu] con licencias”.
A Flores le llama la atención que Porcuna haya hecho declaraciones sobre que cualquiera puede ver en la plataforma Booking lo que cuesta una habitación en el Sisu: “a él le parecía estupendo este hotel, porque las habitaciones eran muy caras, prácticamente como si estuviera hablando el propietario del establecimiento “. En este punto, el abogado recuerda los patrocinios del Hotel Sisu al Ayuntamiento de Marbella, en varias ferias turísticas, que ya fueron criticados por la exalcaldesa Ángeles Muñoz.
El jurista marbellí sugiere también que los vecinos afectados “pidan a una autoridad como la Guardia Civil que actúe de oficio, con una orden de precinto, teniendo en cuenta que la autoridad local no lo está haciendo”.
Flores precisa que, además, la Fiscalía de Medio Ambiente tiene competencias en materia de ruidos como los que soportan estos vecinos a diario en sus viviendas, “a unos niveles que están afectando a la salud de personas, con una música que supuestamente es durante el día, pero también de noche, una discoteca que se mete en tu casa como si estuvieras dentro de ella”.
Conviene no olvidar, apunta este profesional marbellí, que el Hotel Sisu “tiene previstas hasta septiembre 33 fiestas de esas del chunda chunda que no se pueden soportar”.
Sobre si sería posible que un juez dictara una medida cautelar para paralizar las actividades musicales del Sisu, Flores cree que “el juzgado de guardia podría tomar ese tipo de decisión, si está acreditada la vulneración de los derechos fundamentales”.
“Aquí la cuestión no es ya si la licencia es legal o no, sino que lo preocupante es la salud de las personas y de derechos tan fundamentales, europeos y universales, como la intimidad, el hogar familiar y el descanso, derechos que están siendo pisoteados por el Ayuntamiento y por el señor que explota ese negocio”, concluye Flores.