El Museo de Málaga no tiene marcha atrás y este lunes tendrá lugar una inauguración que lleva esperando casi dos décadas. Justo cuando se cumplen 19 años del día en que la ciudadanía salió a la calle para reivindicar su museo, los malagueños podrán disponer, por fin, de este espacio, la quinta pinacoteca más grande de España y que está llamada a ser un verdadero atractivo, no sólo cultural sino también turístico.
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo; y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, acudirán a la inauguración del Museo de Málaga, que cuenta con más de 15.000 piezas arqueológicas y 2.000 referencias de Bellas Artes.
Los malagueños y visitantes podrán disfrutar de obras como ‘Los Gladiadores’ o ‘La meta sudante’, de José Moreno Carbonero; o uno de los más espectaculares: ‘Anatomía del corazón’, de Enrique Simonet, que también deja otros cuadros como ‘El juicio de París’ y ‘Y tenía corazón’.
Se trata de un espacio que cuenta con una superficie de más de 18.000 metros cuadrados y cuyas obras de rehabilitación, para las que el Gobierno central ha invertido cerca de 40 millones de euros, se han prolongado durante más de siete años.
Concluye el proceso de traslado de la gestión a la Junta tras la rehabilitación
El museo abrirá sus puertas una vez concluido el proceso de traspaso de la gestión a la Junta tras la rehabilitación y adecuación museográfica del Palacio de la Aduana, desarrollada por la Administración central entre 2009 y 2014, que incluyó la dotación de 4.456 metros cuadrados de espacios expositivos. En ellos se mostrarán 2.700 del total de 17.000 piezas y obras que conforman la colección de las antiguas sedes de Bellas Artes y Arqueología, clausuradas en 1996 y 1997, respectivamente.
En el Museo de Málaga se explican las colecciones que a lo largo del tiempo han ido depositándose en esta institución histórica y que permiten conocer y reflexionar sobre muchos momentos de la historia de Málaga y su provincia.
Se aparta, por tanto, de las tendencias consagradas en otros museos similares, en tanto que las colecciones se establecen como eje central del discurso expositivo, con su origen y periplo hasta el momento en el que cada obra se presenta al visitante mostrando sus valores históricos y artísticos.
El Museo de Málaga no cuenta una trayectoria lineal ni intenta mostrar con otras piezas los vacíos de la historia, sino que explica el porqué de dichas ausencias en determinadas épocas, respondiendo así a la historia singular del territorio malagueño.
La exposición que se presenta al público inicia su recorrido explicando el contexto de la Málaga del siglo XIX, con esas peculiaridades que le otorgó un destacado desarrollo económico gracias a la industria y al activo comercio del puerto y la consolidación de una nueva clase social burguesa, carácter liberal y en contacto con modas y tendencias europeas.
Real Academia de Bellas Artes de San Telmo
En este contexto, el Museo de Málaga relata cómo se fueron configurando dos colecciones. Por un lado, una privada de objetos arqueológicos: la colección Loringiana de los Marqueses de Casa Loring en su finca y jardín de La Concepción. La otra, de obras de arte y de titularidad pública, fruto de la labor de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en la recogida y custodia de los bienes muebles procedentes de la desamortización. Ambas colecciones darán lugar años después a dos museos provinciales en la ciudad que confluirán con el tiempo en el actual Museo de Málaga.
La sección de Arqueología cuenta con unas 2.000 piezas procedentes en su mayor parte de yacimientos de la provincia de Málaga, con una cronología que se extiende desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Destacan las esculturas de mármol de la Colección Loringiana, los fondos fenicios y romanos y las producciones cerámicas y de maderas talladas musulmanas.
Entre otros elementos singulares, se expondrán en el Palacio de la Aduana los restos óseos del neanderthal de Zafarraya, el material lítico del Paleolítico de Nerja, el medallón fenicio de Tramayar, los recientes hallazgos de la tumbas de Chorreras y del casco histórico malagueño, el mosaico del Nacimiento de Venus y las colecciones cerámicas de loza dorada procedentes de La Alcazaba.
Colección de arte
La colección de arte destaca sobre todo por la pintura del siglo XIX, con cuadros de Joaquín Sorolla, Federico de Madrazo, Vicente Palmaroli, Francisco Domingo Marqués, Emilio Sala, Martínez Cubells, Jiménez Aranda, Juan Antonio Benlliure y Enrique Mélida. A ellos se suman obras representativas de la producción malagueña, especialmente de pintores como José Gartner, Emilio Ocón, Bernardo Ferrándiz, José Denis Belgrano, Fernando Labrada, Antonio Muñoz Degrain, José Moreno Carbonero, José Nogales o Enrique Simonet.
Del siglo XX sobresale la producción de vanguardia de José Moreno Villa y la colección de obras de Picasso procedentes del Legado Sabartés, así como la muestra de arte local de las generaciones de los años 50 y 80.
Como obras singulares por su especial valor destacan en la colección del Museo de Málaga las pinturas ‘Ecce Homo’ y ‘Dolorosa’, de Luis de Morales; ‘San Francisco de Asis’, de Murillo; ‘Bebedor vasco’, de Joaquín Sorolla; ‘El viejo de la manta’, de Picasso; ‘Esclava en venta’, de José Jiménez Aranda; ‘El milagro de Santa Casilda’, de José Nogales, y ‘Anatomía del corazón’, de Enrique Simonet, además de esculturas como ‘Cabeza de San Juan de Dios’, de Fernando Ortiz, o ‘San Antón’, de Pedro de Mena.
A la importancia que ofrece el periodo histórico de la Málaga del siglo XIX en la colección de arte se suma la propia elección como sede de un edificio tan representativo de la época como el Palacio de la Aduana. Con más de 18.402 metros cuadrados construidos, el inmueble es ya una obra de arte en sí mismo.
Edificado a finales del siglo XVIII para dotar a Málaga de una aduana acorde con el creciente comercio marítimo de su puerto, este palacete neoclásico fue diseñado por Manuel Martín Rodríguez con una clara influencia del estilo de Sabatini. Utilizado durante décadas como sede administrativa y comisaría, el proyecto de su rehabilitación y adaptación devolvió al edificio la cubierta original diseñada a dos aguas que se perdió en un incendio de 1922.
Gobierno y Junta
Un camino hasta el día de hoy en el que, pese a que tanto Gobierno como Junta han querido remarcar que se trata de un proyecto “común y compartido”, ha sido largo.
Fue en abril de 2005 cuando el entonces presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero anunciaba que el Palacio de la Aduana sería la nueva sede del Museo de Málaga.
Tras una larga negociación entre las administraciones implicadas, en 2005 se hacia efectiva la cesión del edificio al Ministerio de Cultura, comenzando los trabajos encaminados a rehabilitar el edificio para uso como Museo de Málaga.
Precisamente, ya en mayo de 2016, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, y la consejera de Cultura firmaron el acta de entrega de las llaves del Palacio de la Aduana como sede del Museo de Málaga, por la que el Ejecutivo andaluz asumía la gestión del espacio.
Desde entonces se han ido sucediendo numerosas visitas de colectivos al espacio, entre ellas La Aduana para Málaga, la plataforma que impulsó el Museo en este espacio o la que tuvo lugar con directores de medios de comunicación, donde se anunció la esperada fecha de la apertura.
El 12 de diciembre de 1997 se inició una reclamación ciudadana que se cierra el 12 de diciembre de 2016. Una cita histórica para Málaga, los malagueños y visitantes que podrán disfrutar, ahora sí, de su ansiado museo en el Palacio de la Aduana.