El conocido empresario Tomás Olivo, propietario del centro comercial La Cañada, y una sociedad gibraltareña que es socio único de otra española son dos de los tres recurrentes en casación que han tumbado el Plan General de Ordenación Urbana de Marbella aprobado en 2010. El tercer recurrente es la comunidad de propietarios Las Lomas de Puente Romano .
La sociedad Europea de Complejos Comerciales S.A., de la que es propietario Olivo, absuelto en el ‘caso Malaya’, reclamaba que los terrenos de la subzona sur del paraje de La Trinidad, aledaño a La Cañada, debían ser considerados como suelo urbano consolidado y ahora el Supremo le ha dado la razón al empresario murciano.
El Registro Mercantil, consultado por Marbella Confidencial, refleja que Olivo es presidente y consejero delegado de Europea de Complejos Comerciales, mercantil dedicada a la actividad inmobiliaria, construcción y planeamiento urbanístico en la que también figura con distintos cargos en el consejo de administración una de sus hijas, María Dolores Olivo Sánchez.
Por lo que respecta a la otra sociedad recurrente, Ale Investments S.L., que se mostraba en contra de las cargas de regularización, el Registro Mercantil publica que tiene como socio único a una sociedad gibraltareña, que por tanto es la propietaria de la española. Se trata de Arcle Holdings Limited, domiciliada en el considerado paraíso fiscal que representa la colonia británica.
Ale Investments S.L., dedicada a la construcción y actividad inmobiliaria diversa en España, tiene su domicilio comercial en la urbanización Marbella Hill Club y en ella aparece como administrador único Juan Carlos Ronco Corsi
Por último, la comunidad de propietarios Las Lomas de Puente Romano basó su recurso de casación –tras ser derrotados sus argumentos en el TSJA– en considerar improcedente que los terrenos de su propiedad fueran calificados como suelo urbano no consolidado, en el nuevo Planeamiento de 2010.
Entre muchas otras necesidades de Marbella, se requiere urgentemente la creación de una Biblioteca Central cuya carencia ha de sonrojar a los máximos representantes de la ciudad por la que no hace muchos meses antes de las elecciones la reclamaron a través de una pequeña manifestación frente al mercado municipal.No es de extrañar que la decepción hacia nuestros munícipes haya conseguido una participación paupérrima de un 40% en las últimas elecciones municipales.