El candidato Pablo Casado se ha convertido en el nuevo presidente del Partido Popular, desde este sábado, en sustitución de Mariano Rajoy. El adversario de Soraya Sáenz de Santamaría se ha impuesto en las 25 mesas de votación con un resultado de 1.701 votos frente a 1.250. Este licenciado en Derecho, de 38 años de edad, consuma así un giro a la derecha en la organización con sede en Génova 13, frente al discurso “moderado y de centro” que pregonaban sus rivales
En este duelo final que se ha vivido en el 19 Congreso del Partido Popular la intervención de Pablo Casado, previa a las votaciones, se ha alejado del centro político, aún más si cabe, de lo que se ha visto en la campaña interna de estas elecciones primarias.
Siendo fiel a la “derecha sin complejos” que pregona, el discurso que ha pronunciado el diputado por Ávila, nacido en Palencia y con abuelo materno represaliado por el franquismo, ha tenido una gran carga ideológica conservadora, con la que difícilmente se podría sentir identificado Adolfo Suárez, cuyo hijo acompaña en todo momento a Casado en este cónclave.
La opinión generalizada en los pasillos, antes del escrutinio, ya era que la alocución de Casado ante los 3.082 compromisarios había sido mejor que la de Santamaría en cuanto a fuerza, solidez y contenido. No obstante, hay una cosa clara: la distancia que les separa a ambos desde el centro hacia la derecha es palpable y notoria, aún más si cabe, al escuchar a los dos, por mucho que ella haya querido hacer guiños, con determinados mensajes, a los compromisarios y afiliados.
Una diferencia de 451 votos
Tras proclamar la presidenta del cónclave, Ana Pastor, la victoria de Casado por 451 votos de diferencia el ganador ha pronunciado su segundo discurso. Sus primeras palabras han sido para dar a conocer que acababa de comunicar a la Casa Real la decisión de los compromisarios “y le he trasladado nuestra lealtad al Rey Felipe VI y a la Constitución”.
El exvicesecretario de Comunicación ha recordado lo que ya dijo en campaña “si gano nadie pierde”. Su voluntad de integración, a priori, es clara. Mano tendida a Soraya Sáenz de Santamaría, a quien ha agradecido “una campaña limpia” y a los suyos para la nueva dirección renovada del PP.
Cree Casado que de esta campaña “salimos más fuertes y más unidos”. El tiempo dirá si tal deseo se consuma en la práctica. Las caras de los llamados ‘sorayos’ con sus maletas saliendo del hotel donde se ha celebrado esta cita eran todo un poema.
Especial atención a Andalucía y el futuro de Arenas
Habrá que prestar especial atención a Andalucía, donde la fractura del PP de Juanma Moreno, volcado con Santamaría, ya era evidente antes de esta votación. Ganan peso dos dirigentes andaluces especialmente: El exministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, y Esperanza Oña, llamada a ocupar grandes responsabilidades en la planta noble del cuartel general de Génova.
Hay otra gran perdedora en Andalucía, la exministra Fátima Báñez cuyo futuro es incierto, por no hablar del extitular de Hacienda, Cristóbal Montoro, una especie de ogro para los partidarios de Casado, por ser el responsable de las impopulares subidas de impuestos que ha protagonizado, justo después de que Rajoy dijera lo contrario en la campaña de 2015.
¿Será este el final político de Javier Arenas? Nadie al salir de este Hotel Marriott Auditorium tiene una respuesta clara, porque el exministro de Aznar ha sido siempre un superviviente nato: Supo pasar de la suma fidelidad al primer presidente del Gobierno que tuvo el PP a convertirse en un guardián de las esencias del ‘marianismo’, volcado en la campaña andaluza de Santamaría.
En clave de Marbella, derrota de Ángeles Muñoz
Ya en clave local de Marbella quien ha pasado del todo a la nada, en cuestión de minutos, ha sido la alcaldesa y senadora Ángeles Muñoz. Al presentar su candidatura, la rival de Casado incluía a la regidora marbellí en su comité ejecutivo. De hecho, Muñoz daba las gracias a Santamaría minutos después por Twitter.
Ahora habrá que ver si en la voluntad de integración de Casado está incluida quien todavía es, a falta de los cambios, portavoz adjunta del Grupo Popular en el Senado.
Citas a Ortega y recuerdo de la figura de Suárez
“Tenemos que recuperar esa España como proyecto sugestivo de vida, en términos de Ortega”, ha dicho al citar el filósofo. Acto seguido, de nuevo referencias a la figura del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, al dirigirse a su hijo, presente como ayer en este acto: “querido Adolfo, somos herederos de la mejor tradición democrática, la de tu padre, del abrazo constitucional y la concordia que fue posible”.
Por mucho que Casado reivindique a Suárez y todo lo que éste representó, los ídolos de juventud de este expresidente de Nuevas Generaciones de Madrid, amante de las políticas neoliberales a ultranza, siempre han sido Ronald Reagan y Margaret Thacher. Invocó sus nombres en público cuando protagonizaba actos como cachorro de Esperanza Aguirre. Dada esta trayectoria, Casado podría reivindicar, sin complejos, la figura de Manuel Fraga en este viaje a la derecha, alejado de aquel “viaje al centro” de Aznar, cuyo mayor mérito fue conseguir aglutinar en torno a él a todo el centro derecha español.
No lo tendrá fácil el sucesor de Rajoy si se escora tanto a la derecha, con el obstáculo añadido de Ciudadanos, que puede aprovechar esta circunstancia, para tildarle de radical y extremo.
Todos los sociólogos y expertos en demoscopia, sin distinción, tienen clara una cosa: En españa las elecciones se ganan en el centro político, un lugar del que se aleja Casado y su “renovación tranquila y constructiva”, como él mismo denomina a esta nueva etapa conservadora.
Entre el “decálogo” que ha expuesto quien fuera jefe de gabinete de Aznar en la fundación FAES, destaca el “fortalecimiento institucional, reforzar la Constitución, en lugar de abrirla en canal”, así como reforzar también el Código Penal, “para afrontar cualquier desafío secesionista”, en alusión al desafío independentista catalán.
Otro de sus lemas en campaña, “conectar con la España de los balcones y las banderas”, en un intento de arrebatarle ese protagonismo que ha sabido arrogarse Albert Rivera con Ciudadanos desde Cataluña hacia el resto del país.
Dentro de la “regeneración política” que plantea el ganador de esta batalla política interna, se pretende hacer modificaciones en la Ley Electoral “para que goberneis en doble vuelta”, les ha dicho a los alcaldes y presidentes autonómicos que lideraron listas ganadoras en 2015 pero fueron despojados del poder al cerrarles el paso coaliciones multipartistas de izquierdas, en su mayoría.
En cuanto a los cambios legislativos en materia electoral, Casado pretende que, tal y como ocurre en otros países, la ley prime al partido ganador con más escaños, “sin cambiar la Constitución”, ha advertido, para no depender de “bisagras ni de nacionalistas”.
El “contrato” que dice tener para ser presentado ante los españoles pasa por bajar impuestos, como buen liberal, así como “suprimir los de doble imposición, patrimonio, sucesiones y donaciones”, ha enumerado.
Una nueva Ley de Educación “para evitar” que el Gobierno de Sánchez lleve a cabo un “adoctrinamiento” de los jóvenes también es algo importante del ideario de Casado.
“Pensiones justas” y una sanidad en la que “no quepa la confrontación política” completan esta lista, sin olvidar las “políticas de familia”, unidas a las de “fomentar la natalidad”, asociadas a la demografía, que él propugna, con postulado antiabortistas que quiere rescatar de 1985, para volver a la ley de Felipe González, frente a la reforma de Zapatero, a quien ha atacado por tales cambios. Todo muy en sintonía con el exministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón cuyas esencias ultra conservadoras le costaron la carrera política cuando no pudo sacar adelante una retrógrada nueva ley del aborto y dimitió. El veterano dirigente de AP era uno de los exministros invitados a la comida con Casado el pasado jueves, pero no asistió finalmente.
Contrario a la nueva Ley de Eutanasia de Pedro Sánchez “por injusta”
En su discurso previo a que se conociera el escrutinio, más extenso y cargado de ideas que el segundo, Casado ya ha mostrado también su oposición a la nueva Ley de Eutanasia que propugna el presidente Sánchez.
Casado ya dijo en campaña que quería recuperar a los votantes de VOX que se fueron del PP de Rajoy. Posiblemente lo consiga, pero ¿a qué precio político?.
Su idea, repetida hasta la saciedad es convertir al PP “en el de los once millones de votos”. Su primer reto ahora son las elecciones autonómicas andaluzas, a la vuelta de la esquina si, como es previsible, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, lleva a cabo un adelanto electoral. En el horizonte una fecha: 28 de octubre, efeméride de la gran victoria del PSOE de los 10 millones de votos y los 202 escaños de Felipe González.
Casado, muy amante de las citas, ha parafraseado a Machado: “ni está el mañana ni el ayer escrito”. Desde este sábado el futuro del buque insignia de la derecha española lo escribe él, para algunos mirando al pasado anterior a Aznar…