El concejal delegado de Sostenibilidad, Miguel Díaz (primero por la derecha) este lunes durante la visita a uno de los parajes dunares que serán protegidos.
El delegado municipal de Sostenibilidad del Ayuntamiento de Marbella , Miguel Díaz, ha realizado este lunes un recorrido por los ocho espacios naturales que van a declararse próximamente reserva ecológica, junto a los miembros de la asociación Pro Dunas, con el objetivo de evaluar la situación en la que se encuentran las dunas del municipio, establecer las prioridades y planificar los trabajos de cara a la recuperación y protección que comenzarán después del verano.
De este modo, el edil y los miembros de Pro Dunas, que llevan años trabajando para rescatar y proteger este patrimonio natural, han visitado las dunas de Río Real, de la Adelfa, del Alicate, del Barronal, del Arenal, del Real de Zaragoza, de la Víbora y de las Golondrinas, según informa Europa Press.
“Hemos estado evaluando las tareas que son necesarias en este conocido cordón lunar, como los puntos en los que hay especies invasoras que hay que erradicar, así como una revisión de los trabajos de reforestación llevados a cabo en los últimos años y la ordenación de los accesos a las dunas para evitar el aparcamiento de vehículos en esos espacios naturales”, ha explicado el delegado.
Asimismo, ha subrayado que se ha estado buscando la mejor ubicación para la instalación de una Aula de la Naturaleza con fines didácticos en esta reserva ecológica, así como para la ubicación de zonas de picnic para uso familiar y de ocio en espacios más amplios como Las Mimosas o Real de Zaragoza.
Por otra parte, durante la jornada los asistentes también han visto la situación en la que se encuentra la Senda Litoral “incluyendo los puntos en los que es necesario negociar con los propietarios de los terrenos para su retranqueo y poder continuar con el desarrollo de esta actuación”, ha señalado Díaz.
Está claro que cuando las prioridades del equipo de gobierno están centradas en el bienestar de los ciudadanos, en lugar de orientarse al lucro personal, a la prosperidad de las empresas propias y de los allegados, a la protección de los intereses del grupo, y a la explotación de la posición alcanzada gracias al voto de los que confiaron en ellos, se están sentando las bases del futuro comportamiento cívico.
Marbella ha tenido en el pasado una muy amplia tolerancia con la corrupción. Incluso hay mucha gente que justificaba operaciones supuestamente legales que escandalizaban a ciudadanos de otros países. El mejor ejemplo es la maniobra antideslinde, con todos los complementos que llegaron a adornarla, como las amenazas a los que se oponían a ella, o como el uso de fondos públicos para recurrir ante el Supremo frente a los intereses del propio municipio.
Pero esa cultura tiene que terminar. De momento, se está comenzando con el nuevo estilo impuesto por el equipo de recambio. Pero es necesario afianzarla, especialmente impidiendo que grupos como el que se acaba de marchar pueda pretender volver. No me refiero a partidos políticos. Me refiero a personas que, escudadas en unas determinadas siglas, intenten de nuevo la escalada a prebendas y privilegios.
Ya hay muchas personas, de las que votaron en las pasadas municipales al equipo saliente, que está viendo la luz. A medida que se vayan marcando las diferencias, el número irá siendo mayor. Y al PP no le quedará más remedio que limpiar su sede de Marbella de inquilinos casposos, de reconocidos y pertinaces codiciosos, de agentes represivos y de irracionales guardaespaldas.