La estrategia de Susana Díaz en esta recta final de campaña electoral es clara: avivar el fantasma de un hipotético y remoto pacto entre PP, Ciudadanos y VOX para tratar de aglutinar al máximo posible el voto de izquierdas. Al PSOE de Andalucía no le ha venido mal la subida que pronostican todas las encuestas al partido de Santiago Abascal, para intentar pescar en los caladeros de votos de Podemos e Izquierda Unida, representados en la confluencia Adelante Andalucía.
Ante más de 2.000 personas que han abarrotado el Palacio de Congresos de Marbella, Susana Díaz ha estado arropada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, así como por el cabeza de lista del PSOE por Málaga, José Luis Ruiz Espejo, además del candidato a la Alcaldía marbellí, José Bernal.
Díaz ha sido especialmente beligerante con VOX y todo lo que para ella representa este proyecto ultraderechista: “un partido racista xenófobo, que justifica la violencia contra las mujeres, con tal de frenar al PSOE”, ha dicho entre aplausos.
A PP y Cs les ha reprochado, por igual, no tener con VOX “la misma contundencia que tienen para bloquear al PSOE”. En este punto, Díaz ha introducido la figura de José María Aznar, una especie de fetiche a la hora de movilizar el voto de izquierdas: “Aznar y Casado dijeron que era un buen chaval [Santiago Abascal]. Los mismos que lo blanquearon son capaces de abrirles las puertas de Andalucía”.
Y es que la indefinición de Juanma Moreno y Juan Marín durante el debate del pasado lunes, “les pregunté cuatro veces si pactarán con VOX y no me contestaron”, sirve a Susana Díaz para dar por hecho una alianza que no tendrían ningún problema en firmar los líderes del PP-A y Cs, en caso de sumar con el citado partido para arrebatar el Palacio de San Telmo al PSOE, después de 36 años en el poder.
“Si así se tratan entre ellos, lo que sería esta gente gobernando juntos, menos mal que no”, ha argumentado la presidenta de la Junta en funciones para referirse al debate bronco entre Moreno y Marín, después de que el primero dijera que el segundo ha pasado de ser “un perro de compañía del PSOE andaluz a perro de presa”.
Las apelaciones a “ganar bien” han sido constantes durante el acto para que “nadie se quede en casa”, porque el PSOE no sólo lucha contra el fantasma de un tripartito del llamado “bloque de derechas”, considerado una utopía a tenor de las encuestas, sino que hay otro fantasma mucho más tangible, que es la relajación de sus votantes, traducida en abstención.
“Quieren ser segundos para no responsabilizarse de no dejar gobernar a quien decidan los andaluces en las urnas. Hay que ganar muy bien, nos estamos jugando el presente y el futuro”, ha dicho en primera instancia sobre PP y Cs, que se disputan la segunda plaza tras los socialistas.
También ha apelado al voto joven, especialmente al de aquellos que ejercen su derecho por primera vez, tras cumplir los 18 años de edad.
“Tenemos tres días para dejarnos la piel y recorrernos todos los rincones de Andalucía”, ha insistido Díaz para tensionar la campaña todo lo posible. De hecho, ha apelado a que cuando se instalen las urnas “vamos a votar 48 antes del Pacto de Antequera”. Se trató de un acuerdo firmado en 1978 entre los once partidos políticos que tenían entonces implantación en Andalucía.
Todas aquellas formaciones se comprometieron a unirse para lograr, en el menor tiempo posible, la ansiada autonomía para Andalucía.
Discurso en clave de Marbella
Como era de esperar tanto Susana Díaz como Ruiz Espejo y José Bernal han hecho bandera del desbloqueo de las obras de ampliación del Hospital Costa del Sol de Marbella, un asunto que se ha solucionado precisamente este martes en el Consejo de Gobierno de la Junta.
Díaz se ha referido a que “cuando le arrebataron la Alcaldía a Pepe Bernal, tras la moción de censura, me pidió que no me olvidara del hospital, por eso la Junta ha recuperado ese hospital, que lo vamos a levantar”.
La secretaria general del PSOE-A ha descrito a Bernal como alguien “honesto y trabajador, que volverá a ser alcalde en cinco meses”, ha vaticinado.
Otro guiño a Marbella, por parte de la gobernante autonómica, ha sido el ansiado tren de cercanías para una ciudad que es la única de más de 100.000 habitantes sin conexión ferroviaria: “el tren de Málaga tiene que llegar a Marbella, porque es nuestro buque insignia del turismo internacional, se lo digo a Pedro [Sánchez]”.