La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha reivindicado el espíritu del 4D, cuarenta aniversario del 4 de diciembre de 1977, frente a unos nacionalismos que “siempre son de derechas, se pongan las siglas que se pongan”. Su intervención en el acto central que ha celebrado el PSOE andaluz en Torremolinos se ha convertido en un alegato no sólo contra el desafío secesionista catalán, en contrapartida con una Andalucía “solidaria y de igualdad, sino también contra el cupo y el concierto vascos.
En un abarrotado Palacio de Congresos, con la presencia e intervención de los expresidentes autonómicos Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla, la también secretaria general de los socialistas andaluces se ha referido a unos nacionalistas que “levantan fronteras” y “buscan privilegios”, además de justificar, ha dicho, “no sé qué supeditación genética”. Frente a todo lo anterior “nosotros reivindicamos los derechos humanos”, en alusión al PSOE andaluz y su trayectoria en estas cuatro décadas de autonomía plena.
Como ya ha hecho en otras ocasiones, Susana Díaz ha enfatizado que “socialismo y nacionalismo es incompatible”. Acto seguido, en un tono más moderado que el empleado por Escuredo, muy beligerante con el sistema de financiación propio del País Vasco, ha añadido que “si hay urgencia para aprobar el cupo y el concierto [vascos] no se puede abandonar al resto del país, como a nueve a millones de andaluces”.
“Atraco a mano armada”
Minutos antes, Escuredo ha calificado de “atraco a mano armada” el cupo vasco. Ha sido entonces cuando ha denunciado que el Gobierno de Mariano Rajoy haya pactado con el PNV “regalándole 600 millones de euros, cuando a nosotros nos han dejado de pagar 5.000 millones”, lo que ha generado una gran ovación entre el público, llegado de las ocho provincias andaluzas para asistir a un acto amenizado por el veterano grupo musical Alameda, protagonista de la transición democrática en Andalucía.
“¿Qué coño tiene que ver el procés con lo que hizo Andalucía en el marco de la Constitución?” se ha preguntado en voz alta Escuredo, en un tono bastante más mitinero que el pausado y didáctico que el empleado por Borbolla.
A juicio de Susana Díaz hay “tres cosas que marcan la actualidad” que son: la financiación autonómica, la normalidad democrática en Cataluña y la reforma de la Constitución.
“Sólo pido que el Estado se comporte como un buen padre y una madre, no ataco a nadie. Si hay urgencias para unos tiene que haberla para todos, así se construye España”. Un discurso con el que Susana Díaz se introduce de nuevo en la agenda de la política nacional, ausente en los últimos tiempos, por iniciativa propia, al haberle dejado todo el espacio a quien resultó ganador como su rival, de las primarias del PSOE, Pedro Sánchez.
En opinión de la dirigente andaluza “cuando se quejan después entre territorios es que se están haciendo las cosas mal y las emociones afloran”, ha aseverado sobre los agravios entre comunidades autónomas.
“Tampoco vamos a permitir que nadie utilice el 28 F como papel mojado”, ha expuesto sobre el referéndum de 1980 en el que Andalucía consiguió su autonomía “de forma incluyente”. En este punto, Díaz ha dejado claro que “Le abrimos la puerta a la igualdad a todos los ciudadanos de este país, para que con nosotros entraran todos”.
Díaz ha querido hacer un llamamiento a “a la izquierda andaluza”, política, social, sindical, “en la cultura” y en las ONG “para que no olviden que todos los que nos sentimos de izquierdas somos herederos del 4D y del 28F”.
La presidenta andaluza pretende que “cuando se está jugando con el recuerdo de lo que fue ese 4D, quiero que esa izquierda sepa que me van a tener con la mano tendida a mí y al PSOE, como tuvieron a Escuredo y todos los presidentes anteriores y secretarios generales”.