La Plataforma ‘La plaza es nuestra’, que asegura que representa a diferentes colectivos sociales y cuenta con el apoyo de más de 800 vecinos, ha pedido este martes que los restaurantes no vuelvan a ocupar con sus mesas la zona central de la Plaza de Los Naranjos, la más emblemática del municipio.
La plaza, de finales del siglo XV, alberga el edificio consistorial y una reciente rehabilitación ejecutada por los empedradores que conservan la Alhambra de Granada ha permitido recuperar el enchinado de su zona central.
“Pedimos que la zona central de la plaza se declare zona libre de ocupación. Esto quiere decir que aquí no se pueda poner una mesa. Hemos recuperado un tesoro y nos gustaría que fuese para el disfrute de los que vivimos aquí y de los que nos visitan. Es preferible un espacio cruzado al azar por personas que uno interferido por muebles. La plaza es nuestra”, ha indicado el portavoz del colectivo, José Antonio Iranzo.
Así, ha indicado que las ordenanzas municipales impiden ocupar más del 50 por ciento del espacio y obliga a respetar distancias y pasos, a pesar de lo cual la normativa “con demasiada frecuencia se incumple aquí, a las propias puertas del Ayuntamiento”. El coste de tener una mesa en la plaza es inferior a los diez euros al mes, un importe con el que es “fácil” ocupar el recinto, según el portavoz.
Despejar también la Plaza Altamirano
La plataforma solicita también que la rehabilitación del recinto se complete con medidas para proteger los naranjos que dan nombre a la plaza y el seto de isla ecológica y la colocación de bancos, papeleras y una fuente con agua potable, ha agregado Iranzo, que ha definido la Plaza de Los Naranjos como la “plaza del pueblo de Marbella”.
Esta plataforma hará extensiva la misma reivindicación a otras calles del casco antiguo que, en opinión del colectivo, también se han visto invadidas por las mesas de restaurantes, como la Plaza Altamirano o la calle Virgen de los Dolores.
“Hay calles en las que sólo se puede caminar por la calzada. En algunas es casi imposible transitar. El exceso de ocupación deteriora el medio ambiente; son excesivos los ruidos, las músicas, el aforo, los muebles”, ha lamentado Iranzo, que ha asegurado que son “muchos” los vecinos que consideran que los espacios públicos del municipio “son cada vez más pequeños”.
Reuniones para lograr el acuerdo
Preguntado al respecto, el concejal de Vía Pública, Javier Porcuna, ha indicado que técnicos municipales mantendrán reuniones con empresarios y colectivos sociales para decidir qué uso se le dará a la plaza.
“La Delegación de Comercio está intentando poner de acuerdo a todas las partes para llegar a un entendimiento. Hay que valorar todos los aspectos, tanto la situación de la plaza como un espacio público, pero también la situación de los establecimientos comerciales que dependen de ella”, ha explicado.