Habría que remontarse a la corta legislatura autonómica que se desarrolló entre los años 1994 y 1996 para volver a hablar de “la pinza” en el Parlamento de Andalucía. Aquella fue una insólita e inesperada alianza entre los entonces líderes regionales del Partido Popular, Javier Arenas, y de Izquierda Unida, Luis Carlos Rejón. Ambos, movidos por ansias de regeneración democrática, frente a diversos casos de corrupción que pasaron factura a los socialistas en las urnas, bloquearon de forma sistemática la acción parlamentaria del gobierno en minoría que representaba Manuel Chaves, al frente del PSOE-A.
El calvario político por el que tuvo que pasar el entonces presidente de la Junta, durante menos de veinte meses de mandato, llevó a Chaves a adelantar las elecciones en 1996, lo que le supuso una nueva mayoría absoluta en las urnas, (la segunda) tras la que había logrado en 1990 al presentarse por primera vez como cabeza de cartel, en sustitución de José Rodríguez de la Borbolla.
La tenaza en toda regla de conservadores y comunistas ortodoxos, apadrinados por Julio Anguita desde Madrid para reeditar en Andalucía su buena sintonía con Aznar frente al felipismo, no merece tampoco una enmienda a la totalidad como muchos, incluidos medios de derechas de aquel entonces, le hicieron con sus críticas. Por poner un ejemplo positivo, Arenas y Rejón consiguieron que se impulsara una comisión de investigación para indagar sobre los créditos de la Caja San Fernandoconcedidos al PSOE andaluz. Fue justo en ese momento, ya con la campana a punto de sonar para dar unas embarazosas explicaciones en la Cámara autonómica, cuando Chaves convocó elecciones.
Por cierto, la citada entidad bancaria le condonó el crédito al PSOE andaluz y de este asunto nunca más se supo, porque después no se abrió una sola comisión de investigación parlamentaria, dadas las mayorías absolutas que fueron encadenando los socialistas en las urnas.
La pinza entre PP e IU-CA, al denunciar “lujo y despilfarro”, también le acarreó a Chaves tener que desalojar la famosa Casa Sundheim. Así se llama el palacete de tres plantas de estilo Tudor, con diez dormitorios y diez cuartos de baño, que era su residencia oficial desde poco antes de la Expo 92, ubicado en una de las zonas más acomodadas de Sevilla.
Ahora, más de un cuarto de siglo después de aquel exótico pactoparlamentario a la griega que reforzó a Chaves con una nueva mayoría absoluta, en los pasillos de la Cámara autonómica vuelve a hablarse de “la pinza”. En esta ocasión, a diferencia de lo que ocurría entre los años 94 y 96 del pasado siglo, los partidos que propician este bloqueo al actual presidente,Juanma Moreno, no pactan previamente sus estrategias. Tampoco posan juntos sonrientes, tomando cafés en el Parlamento, presumiendo de sus alianzas, o entregándose mutuamente una pinza de tender ropa, como reflejó la histórica foto de Rejón y Arenas en 1994, al pactar el bloqueo de unos Presupuestos.
Ha bastado con que Vox – hasta ahora socio parlamentario de PP y Cs– se abstenga, para que un partido a la izquierda del PSOE, como Adelante Andalucía (Unidas Podemos), haya conseguido tumbar la esperada y liberal nueva ley andaluza del suelo, conocida por el acrónimo LISTA, tras presentar una enmienda a la totalidad apoyada por el PSOE y los anticapitalistas de Teresa Rodríguez (escindidos de Adelante).
Los gobernantes andaluces no esperaban que la formación de Santiago Abascal fuera a llegar tan lejos, al echar por tierra una ley en cuyo proceso de elaboración han participado desde el comienzo, sin reparo alguno, e incluso dando luz verde al decreto previo a ser sometida a la aprobación del Parlamento.
El escenario previsible con el que sí contaban Moreno y su vicepresidente, Juan Marín, era el rechazo de las medidas urgentes anticovid que PP y Cs pretendían implementar, en el marco de la reforma de la Ley de Salud, que hubieran servido para el cierre perimetral de municipios, cuando así fuera necesario, una vez concluido el estado de alarma. Vox, contrario a cualquier restricción, por mínima que sea, no consintió que la normativa se llevara al Pleno del pasado 26 de mayo, para ser aprobada en lectura única (por unanimidad). Fue la primera muestra del novedoso boicot parlamentario.
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