“El PP es un equipo y una orquesta afinada y no un ‘talent show’ de megalomanías, aquí no caben los solistas ni los personalismos”. Pablo Casado ha lanzado esta carga de profundidad –sin citarla por su nombre en ningún momento– a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. El sucesor de Rajoy en la presidencia del Partido Popular ha dicho este domingo, al clausurar el 16 Congreso del PP-A de Juanma Moreno, que esta formación política no es “una hoguera de vanidades”. Además, ha dejado claro que “sé lo que tengo que hacer y nada, ni nadie, me va a desviar de nuestro camino”, que es llegar cuanto antes a La Moncloa.
Fiel a sus metáforas náuticas, que muchos atribuyen a su abuelo materno, Herman Blanco, gran amante del mar y médico republicano de UGT con bastantes años de cárcel a sus espaldas durante el franquismo, Casado ha dicho que “nunca un mar en calma hizo buenos marineros”. La actual singladura del principal partido de la derecha española no puede ser más accidentada, con fuego amigo permanentemente instalado en el barco.
Cuando parecía que Casado iba a ningunear a “los que enredan”, parafraseando el discurso del sábado de Moreno, sobre alejarse de los “enredos estériles”, ha sido cuando el político palentino ha lanzado su batería de dardos subliminales hacia los que poco menos que pretenden un motín interno en la sede nacional del PP, como temen los cercanos al aspirante a suceder a Pedro Sánchez en el Gobierno.