La Sección Segunda de la Audiencia de Málaga tiene previsto continuar este lunes el juicio a cuatro policías locales de la localidad malagueña de Marbella acusados de la muerte de un hombre cuando lo estaban reduciendo en la calle.
El fiscal sólo acusa a uno de los agentes por un delito de homicidio por imprudencia, mientras que la acusación particular, que representa a la familia del fallecido, acusa a los cuatro y por más delitos.Los hechos sucedieron en febrero de 2006. Según el fiscal, dos agentes fueron avisados de que una persona iba con el torso desnudo y un pantalón de pijama caminando por una calle de la localidad en estado de agitación y cuando los policías se acercaron para identificarlo, el hombre, “lejos de atender los requerimientos”, comenzó a moverse y hacer aspavientos con los brazos”.
Ante dicha actitud “hostil”, señala la acusación pública en su escrito, al que tuvo acceso Europa Press, los policías locales “tuvieron que emplear la fuerza necesaria, golpeándole con sus defensas en la zona del torso y abdomen para reducirle”, para, finalmente, con la ayuda de dos ciudadanos, lograr tumbar a la víctima en el suelo, donde “seguía forcejeando”.
Dada la “gran envergadura” y el peso del hombre, llegaron de refuerzo otros dos agentes, entre ellos el acusado por la Fiscalía, para el que pide dos años de cárcel e inhabilitación para ejercer de policía local, el cual se puso de rodillas sobre la parte superior de la espalda, “presionando fuertemente al detenido”, al tiempo que le agarraba la cabeza hacia atrás “dificultando y taponando la entrada de aire en la boca y nariz”.
La acusación pública sostiene que aunque la actuación de este acusado “por sí misma no fue la causa que desencadenó la muerte del detenido, sí que fue un elemento para provocarla, excediéndose dicho agente en el empleo de la fuerza mínima imprescindible y necesaria, teniendo en cuenta que el hombre ya se encontraba prácticamente inmovilizado antes de su intervención”.
Por su parte, la acusación particular, que pide distintas penas de prisión para cada uno de los cuatro agentes, señala en su escrito que los policías utilizaron las defensas contra la víctima “golpeándole en varias ocasiones” y de forma reiterada, incluso cuando ya estaba inmovilizado, lo que fue una actuación “innecesaria y desproporcionada”.
Esta parte niega en sus conclusiones provisionales, a las que ha tenido acceso Europa Press, que el hombre actuara de forma violenta, “sólo opuso resistencia” al no saber por qué estaba esposado y tumbado en el suelo boca abajo. Además, señala que uno de los agentes llegó a decir “písale más fuerte”, contestando otro: “éste ya no se mueve”.
Aunque se indica que fue un policía –el mismo que acusa la Fiscalía– el que provocó a la víctima la falta de aire, la acusación particular sostiene que “ninguno de los tres agentes recriminó” nada a dicho compañero ni auxiliaron al hombre, sino que “todos participan de la acción con una conducta claramente omisiva”. Los testigos, dice, incluso advirtieron de que lo iba a asfixiar.
Los acusados defendieron su forma de actuar en la intervención, ya que la víctima tenía una actitud “agresiva” y podía ponerse en peligro él o a los viandantes. El principal procesado admitió que se apoyó en el omóplato del fallecido, pero dijo que siguió el protocolo para inmovilizar totalmente a una persona para impedir que se autolesione o que llegue a hacer daño a otras personas; aunque negó que le golpeara.
Dos testigos cuestionaron la actuación de los agentes y aseguraron que vieron cómo la víctima tenía el cuello presionado contra el suelo, asegurando uno de ellos que los procesados, incluso, golpearon al fallecido cuando ya estaba inmovilizado. Otros dos hombres declararon que ayudaron a los agentes a reducir al detenido porque “no podían con él”, aunque precisaron que no vieron violencia más que el forcejeo para la detención.