Directivos de establecimientos hoteleros de la Costa del Sol se han mostrado este martes dispuestos a abrir para dotar de confianza al destino ante la crisis económica derivada de la pandemia del COVID-19 y han incidido en los pasos que han tenido que ir dando “sin contar con el apoyo del Gobierno central”.
Los directivos hoteleros, María Francisca Peñarroya, consejera delegada de Resort Holiday World; Mariola Valladares, directora general de Gran Hotel Miramar y el director general de Hotel Sol House Costa del Sol, Rafael Silva, han analizado junto al presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos) y de la patronal andaluza Fahat, Luis Callejón; y Carlos Díez de La Lastra, director general de Les Roches Marbella, los aprendizajes extraídos de esta primera semana de desescalada y las estrategias para impulsar la recuperación del sector turístico de la provincia.
Con el eslogan #SaldremosReforzados, este foro virtual ha dejado patente el esfuerzo de empresarios y directivos hoteleros “que están tomando las riendas de la industria y dando pasos para asegurar el valor de la marca turística en un escenario de incertidumbre que plantea aún muchas dudas”.
Callejón ha señalado que abrir las puertas a otros países “es positivo” aunque ha incidido en que hay que ser realistas: “En los aeropuertos vamos a ver un retorno de turistas muy escalonado. Las previsiones para el mes de julio son de entre un 20 y un 25 por ciento de los vuelos que se registraban el año pasado; en agosto estaremos entre un 30 y un 35 por ciento; y en septiembre pasaremos a un 40 por ciento. Y muchos vendrán a segundas residencias”.
Una recuperación “muy paulatina” a la que hay que sumar la falta de planificación: “No sabemos aún qué ocio vamos a poder ofrecer a nuestros visitantes, de qué manera se va a poder estar en las playas. Son obstáculos para poder vender nuestro producto. Todo esto tiene que estar definido. Necesitamos estos protocolos con anterioridad para ponernos a funcionar”.
La directora general de Gran Hotel Miramar, establecimiento que abrirá sus puertas el próximo lunes 1 de junio, por su parte, ha considerado que la apertura es algo que viene bien al sector pero ha demandado medidas concretas: “Hay destinos competidores, como Italia y Grecia, que ya han iniciado tramites de negociación bilaterales y corredores turísticos de seguridad. Nosotros aún no hemos comenzado. No nos podemos quedar solo en la intención”.
Más crítica ha sido Peñarroya, consejera delegada de Holiday World quien ha incidido en que los hoteleros han tenido que tomar medidas y decisiones “siempre por delante”. “Hoy por lo menos ya sabemos cuándo va a poder venir el turismo extranjero. Las noticias son optimistas hoy, pero hemos perdido un poco la confianza, porque no sabemos si van a dar un nuevo giro. Me preocupa mucho lo que va a venir, y es donde debemos poner el foco: en la crisis económica y social”, ha enfatizado.
Para Rafael Silva, director general de Hotel Sol House Costa del Sol, “hay muchas preguntas en el aire que es probable que aún no tengan respuesta”. “Los márgenes de ocupación van a ser previsiblemente bajos, pero lo importante es arrancar. Tengo la sensación a veces de que estamos discutiendo donde vamos a poner la toalla y cuál va a ser la separación sin darnos cuenta de que lo tenemos encima es una ola de 50 metros; un tsunami”.
Más allá del verano
Estos expertos, a pesar de la esperanza en el turismo senior, corporativo y de eventos, deportivo o incluso local, que podría “alargar” el verano con estancias más cortas, todos señalan que el componente vacacional de la Costa del Sol depende de factores como el clima o un calendario laboral que afecta a España, pero también a otros países emisores.
Luis Callejón ha recordado que “el 25 por ciento de los establecimientos hoteleros de la Costa del Sol cierran en noviembre y abren en marzo porque en condiciones normales hay cuatro meses donde no hay clientes” y por lo tanto no tiene sentido abrir.
“Hay una crisis psicológica, además de la económica, de la que aún no somos conscientes. Vamos a abrir porque es mejor que no hacer nada. Hay muchas familias que dependen también de nosotros. Vamos a intentarlo, pero nos queda mucho. Y sí, necesitamos ayuda e interlocutores que escuchen a los que estamos aquí en las trincheras”, ha subrayado durante su intervención en este foro.
En la misma línea, Peñarroya ha lamentado que el turismo “no tiene peso en el Gobierno”. “En las mesas de trabajo no hay nadie experto y esto tiene que cambiar para que en invierno podamos ver algo. Los empresarios hoteleros tenemos orgullo empresarial y por eso vamos a abrir”, ha indicado en la misma línea que Callejón.
Díez de la Lastra, director general de Les Roches Marbella y moderador del debate, ha reconocido el valor de muchos empresarios “que están tomando riesgos, desde un punto de vista económico, porque están sobre todo pensando en las personas”. Una idea en la que también ha incidido Callejón: “Hay empresas que están abriendo la industria con un ‘booking’ reducidísimo y que están apostando por las personas, sus empleados, y por el sector. Siguen siendo muestras de solidaridad”.
Según Mariola Valladares “si damos un paso adelante, si abrimos, también damos confianza al destino. Recuperar la normalidad también forma parte de eso” mientras que Silva ha apuntado que han dibujado muchos escenarios y ninguno es positivo. Pese a ello, “tenemos una capacidad de riesgo, y la asumimos. Todos mis respetos a cualquier empresa que abra”.
Los hoteleros no han mostrado temor a la fuga de talento. Así lo ha apuntado Peñarroya: “Aquellas empresas que no cumplían antes del COVID con estilos de gestión de personas basadas en la conciliación o en la diversidad ya provocaban fuga de talentos”. Todos apuestan por modelos de gestión basados en la transparencia, la comunicación y el cuidado de las personas.
Callejón ha finalizado la sesión poniendo el foco en el cliente y en la importancia de su fidelidad: “En la Costa del Sol tenemos una oferta muy variada y ese es precisamente nuestro potencial. Ya preveíamos una apertura en julio de un 80 por ciento. Estamos aprendiendo y seguiremos aprendiendo”.
A su juicio, el cliente “todavía no ha hablado y no ha dicho qué quiere o qué le genera más confianza”. “Cuando llegue el cliente le escucharemos y tendremos que volver a adaptarnos. Ahora estamos haciendo cosas que intuimos gustarán; la confirmación vendrá cuando entren en nuestra casa. Su fidelidad es lo más importante”, ha concluido.