Tras la emisión del primer capítulo de ‘El Pionero’, la serie de no ficción sobre la vida de Jesús Gil, uno se puede ya formar una opinión acerca de cómo se ha construido este documental de la plataforma HBO y qué testimonios predominan en él. Sin duda alguna, la primera hora de este espacio, dividido en cuatro capítulos, resalta con especial énfasis el relato casi hagiográfico –no podía ser de otra manera–, que hacen del exalcalde de Marbella sus familiares directos: hijos y hermanos.
“Él no fue un ladrón”, llega a decir su hijo Miguel Ángel Gil Marín, máximo accionista del Atlético de Madrid. En otro pasaje, el benjamín Óscar Gil Marín afirma: “mi padre levantó tres ciudades”. Se supone que querrá referirse a Marbella, Estepona (con Jesús Gil Marín como alcalde entre 1995-1999) y la llamada ‘ciudad de los Ángeles de San Rafael’, el complejo turístico que levantó en la sierra segoviana. Fue el principio de sus problemas con la Justicia, tras la muerte de 58 personas. Todo ello a raíz del derrumbamiento del restaurante del complejo, donde se celebraba una convención de la cadena de supermercados ‘Spar’.
Gil fue condenado por un delito “culposo, que no doloso”, como le gustaba repetir a él mismo hasta la saciedad al recordar este trágico acontecimiento. Franco le indultó, tras pasar por la cácel por una imprudencia temeraria con resultado de homicidio y luego, en 1994, conseguiría un segundo indulto de la mano del entonces ministro socialista de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, tras una condena por estafa a un comprador de una parcela en la urbanización serrana que promovió.
Se echan en falta testimonios de familiares de aquellas víctimas de la tragedia que ensombreció aún más la España en blanco y negro de 1969. Cualquiera que se acerque por primera vez a este suceso a través de ‘El Pionero’ podrá darse cuenta de cómo los testimonios de hijos y hermanos de Gil y Gil se superponen al de un testigo, crítico con el polémico promotor, que relata cómo algunos aparejadores se negaron a firmar informes cuando se estaba edificando la estructura que luego acabaría sepultando a las víctimas mortales y heridos.
En todo momento predomina el perfil de un hombre “visionario”, adelantado a su tiempo, hábil para los negocios (facultad que no se le puede negar); así como líder de masas y “pionero”, como indica el propio título de este documental. Son brochazos del populismo zafio que Gregorio Jesús, su auténtico nombre, protagonizó durante su vida deportiva y política.
Dentro de los pocos intervinientes en el documental que critican a Gil y lo que representó su figura destaca el nombre de Enrique Sánchez de León. Este exministro de Sanidad y Seguridad Social de Adolfo Suárez fue el máximo rival del expresidente rojiblanco, cuando ambos se presentaron a las elecciones por la presidencia del club, en 1987.
“Es un misterio muy difícil de explicar por qué un delincuente se hace el líder carismático de un colectivo”, resalta con tino y acierto el expolítico de UCD sobre Jesús Gil, a quien también define como “un ente de ficción compulsivo”, dada la ingente cantidad de titulares diarios que era capaz de dar a una prensa deportiva que se rindió a sus pies, alienada ante el personaje. Hoy en día Gil y Gil estaría a buen seguro en el reino de los mayores generadores de ‘fake news’.
Del primer episodio de #Elpionero #vuelveGil @HBO_ES me quedo con estas palabras de Enrique Sánchez de León, rival de Gil en el @Atleti: “es un misterio difícil de explicar, por qué un delincuente se hace líder carismático de un colectivo. Era un ente de ficción compulsivo”. pic.twitter.com/57FYNFneUV
— JoséCarlosVillanueva (@JC_Villanueva) July 8, 2019
Sánchez de León recuerda también durante su intervención, no sin cierta amargura, cómo el famoso periodista José María García –también entrevistado en el documental– se volcó en su programa con la candidatura de Gil a la presidencia colchonera. La audiencia millonaria de García en las ondas fue determinante.
No en vano, Gil fue tildado de “ilusionista”por su capacidad de generar cortinas de humo y proyectos ficticios, en opinión de alguno de sus antiguos correligionarios en el partido GIL, entre ellos el prófugo del ‘caso Malaya’ Carlos Fernández, quien no aparece en la serie, que sepamos.
¿Es comprensible que en un documental sobre Jesús Gil salgan tanto sus hijos y hermanos y, por el contrario, los autores no hayan contado con Julián Muñoz? Está claro que no hay explicación aparente, salvo que no se quieran destacar las sombras del exalcalde en boca de uno de sus enemigos políticos. De hecho, el propio Muñoz ha lamentado en el programa ‘Todo es mentira’ (Cuatro) que no hayan contado con él. El exregidor del GIL va más lejos al considerar que se pretende ‘blanquear’ la imagen de quien fuera su jefe de filas.
¿Acaso era más importante sacar en el documental a Antonio Sampietro, exedil efímero de Urbanismo en Marbella y expresidente de Ceuta por el GIL, mediante una operación de transfuguismo con una concejala del PSOE, que a Julián Muñoz?
Ni qué decir tiene que el testimonio de Sampietro también está entre los favorables a Jesús Gil del primer capítulo. De bien nacidos es ser agradecidos, se podría decir de él, dado lo mucho que consiguió en política gracias al constructor soriano.
Otro que no podía faltar en las loas hacia el controvertido exdirigente futbolístico es Paulo Futre, fichaje estrella de Gil en su campaña de 1987 para tomar las riendas del estadio Vicente Calderón.
El papel de Isabel García Marcos
Llama poderosamente la atención el papel de Isabel García Marcos como interviniente en ‘El Pionero’. Es como si una especie de síndrome de Estocolmo se hubiera apoderado de quien fuera látigo y bestia negra de Gil, desde el PSOE, entre 1991 y 2003, luego convertida en su báculo para desbancar a Julián Muñoz.
Los totales televisivos que se emiten de quien fuera candidata socialista a la Alcaldía hasta en cuatro ocasiones –luego condenada por corrupción junto a sus socios de gobierno del GIL en el ‘caso Malaya’– van también encaminados a destacar la personalidad, el carisma, el liderazgo y poder de convicción de Gil en política. La palabra “delincuente” no sale de la boca de García Marcos, al menos en el primer episodio.
“Fue una lección que todos los partidos se merecían y supongo que yo también, por tonta”, llega a decir sobre las elecciones de 1991 la exprimera teniente de alcalde entre 2003 y 2006, periodo de gestión de la amalgama de siglas que desalojó a Julián Muñoz de la Alcaldía, tras una moción de censura auspiciada por el propio Jesús Gil y su brazo derecho, Juan Antonio Roca, cerebro convicto del ‘caso Malaya’.
El fallecido en 2004 y García Marcos se rieron mutuamente las gracias en los espacios televisivos de aquel convulso verano del 2003 que acabó con la carrera política de Muñoz.
Las amables opiniones sobre Gil de la citada política salmantina, que cumplió condena en la misma prisión de Brieva (Ávila) donde actualmente pena Urdangarín, sólo pueden entenderse cuando provienen de una persona que pasó de ser considerada una heroína contra el gilismo a convertirse en una apestada, por unirse a la corrupción (previo pago) que tanto había combatido, en plenos municipales y tribunales.
Menos mal que en el primer episodio también aparece Juan Luis Galiacho entre los testimonios críticos. Se trata de un periodista de investigación que publicó dos libros muy recomendables para cualquiera que quiera aproximarse a la ostentórea figura de Gil. El primero fue ‘Jesús Gil, el gran comediante’ y el segundo, a modo de ampliación del primero, fue ‘La farsa continúa”. Ambos editados por Temas de Hoy.
Afortunadamente el testimonio de Galiacho, actual director de ‘El Cierre Digital’, no será el único a la hora de reivindicar el periodismo de investigación frente a Gil, porque también está previsto que veamos a Antonio Rubio, autor de importantes exclusivas sobre el exalcalde desde las páginas del diario El Mundo, y actualmente presidente de la Asociación de Periodistas de Investigación (API).