La pareja de agentes de la Policía Nacional en Marbella acusada de un delito de malversación de caudales públicos por coger y usar un reloj y dos pares de zapatillas intervenidos en operativos policiales ha negado estos hechos. Él ha asegurado que no supo que los objetos, que su entonces pareja le dio, eran intervenidos; y ella ha declarado que encargó para su novio un reloj copia del incautado y que no sabe qué pasó con el calzado.
Un jurado popular ha comenzado este lunes el juicio a estos dos agentes, para los que la Fiscalía pide dos años de prisión –a cada uno– por, supuestamente, quedarse con dichos objetos, valorados en 20 euros el reloj, que era falso; y diez y 20 euros los pares de zapatillas. Además, solicita una multa de 7.200 euros e inhabilitación especial para empleo o cargo público durante cinco años. Las defensas piden la absolución.
Según el escrito inicial del fiscal, al que tuvo acceso Europa Press, los acusados fueron pareja durante 2013 y hasta abril de 2014. Ella y otro agente no relacionado con los hechos eran miembros del grupo de compraventa de joyas y realizaron dos operativos donde se incautaron de los objetos, que fueron depositados bajo llave a la espera de resolverse sobre el destino. Entonces, el acusado habría hecho uso de dichos efectos.
Así, la mujer ha indicado que cree que el reloj se dejó en la caja fuerte, pero que ésta estaba abierta muchas veces. Además, ha indicado que encargó a un joyero que solía ir a la Comisaría para ver los efectos intervenidos un reloj igual para regalárselo a su padre y una vez que lo llevó a arreglar, encargó otro para su entonces pareja. No obstante, ha dicho no tener factura de los dos objetos ni tampoco ha pedido registro de las operaciones.
Asimismo, ha incidido en que el reloj incautado no funcionaba y el de su expareja y el de su padre sí y respecto a las zapatillas, ha dicho que tras ser intervenidas se quedaron “en el despacho tiradas en una esquina”, apuntando a que “podría ser perfectamente” que siguieran allí porque “aquello era un destrastre”, refiriéndose al departamento en el que trabajaba.
Ha explicado que el detonante fue la pelea que tuvieron un día en la que el hombre le dijo “que tenía cosas”, lo que comentó a su compañero, que, según ella, quiso hacer un recuento de objetos, tras lo que aseguró “que faltaba el reloj”. El acusado sí ha dicho que se produjo la discusión, pero ha negado sus manifestaciones, apuntando que fue la mujer la que le amenazó con denunciarlo por malos tratos y le pidió “le devolvera el reloj porque podría ser intervenido”.
El agente ha declarado que el reloj se lo regaló la mujer, a la que, ha dicho, nunca preguntó sobre su procedencia ni pensó que era incautado, al igual que las zapatillas. Sí ha incidido en que en cuanto tuvo sospecha de que los objetos podían ser intervenciones policiales lo comunicó a sus superiores.
Por contra, la acusación pública sostiene que el hombre acusado, desde fecha no determinada, supuestamente “en su beneficio particular y con el consentimiento y colaboración de su pareja, vino disponiendo” de éstos. En mayo de 2014, él devolvió el reloj y uno de los pares de zapatillas, “sin que los acusados hayan devuelto el otro par”, según el ministerio fiscal.